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Banega toma los galones con clase

  • El argentino ratifica ante dos rivales de alto nivel que es capaz de llevar la manija con su fútbol.

Éver Banega se ha erigido, parece que definitivamente, en ese líder que necesitaba el Sevilla. En los tres últimos partidos de verdadera exigencia, los del Borussia Mönchengladbach y el del Atlético, el medio argentino ha tomado los galones gracias a su clase futbolística y su confianza en sí mismo. Su calidad en estas citas, a las que hay que sumar también la de Anoeta pese al resultado final, ha primado sobre sus limitaciones físicas. El internacional albiceleste nunca tuvo mucho fondo, pero siempre palió su escaso tren para romper en la medular con su visión de juego y su habilidad para esconder la pelota, caracolear, contemporizar y esperar el momento idóneo de saltar las líneas con el pase justo. Pese a las dudas que había cuando fue fichado, está respondiendo en la fase clave.

Banega despertó muchas suspicacias cuando arribó este verano al Sevilla. Incluso en su presentación, el jugador tuvo que torcer el gesto y morderse la lengua ante las continuas preguntas sobre su fama de díscolo y los distintos infortunios extradeportivos, mientras su mujer, en primera fila de la sala de prensa, gesticulaba indignada. Parte del sevillismo y de la prensa deportiva se regodeó en las críticas y los mensajes alarmistas que llegaban desde Valencia. Pero ahora, en la fase decisiva de la temporada, ha callado muchas bocas y está recabando el aplauso unánime por su trascendencia en el juego del equipo.

Banega llegó tarde y tuvo que luchar a su llegada no sólo con ese feo sambenito, sino con la frescura de otro futbolista de talento innato que había hecho la pretemporada completa y que se erigió hasta la mitad del curso en el faro del juego ofensivo desde la posición de mediapunta. Pero a Denis Suárez, lógicamente, empezó a pesarle el esfuerzo continuado, la presión y el exceso de responsabilidad en un joven en formación. Aun así, Unai Emery lo fue metiendo cada vez más en el equipo, aunque su primera titularidad no llegaría hasta la jornada quinta. El técnico sevillista lo introdujo en el equipo para refrescarlo dado que el partido contra la Real Sociedad fue entre semana. A raíz de ese momento fue entrando y saliendo del once titular, pero siempre contó con bastantes minutos. De hecho, es el segundo futbolista en número de partidos de Liga jugados, sólo superado por Bacca, que ha jugado las 25 jornadas. En cambio, por esa lenta progresión de un futbolista al que le costó coger su mejor tono físico, es el séptimo en minutos jugados, 1.465, por detrás de otros con menos partidos como Carriço (22 partidos y 1.887 minutos), Krychowiak (22/1.862), Aleix Vidal (21/1.492), Vitolo (20/1.580) y Pareja (19/1.647), y por detrás del propio Bacca, que es el segundo en minutos acumulados, con 1.883.

Autor hasta ahora de un único gol, el que descerrajó al Granada en aquella goleada encauzada cuando Reyes saltó al campo, Banega ha estado solapado por Denis Suárez primero y por el propio futbolista utrerano después. En muy pocas ocasiones los ha hecho coincidir Emery, que además muy rara vez ha situado al argentino en su posición natural, la de medio centro. Pero Banega ha sabido adaptarse a esa extraña posición que parte, en situación defensiva, casi como segundo atacante para retrasar muchos metros a la hora de sacar la pelota e iniciar el juego ofensivo, tal y como hacía Rakitic el curso pasado. Precisamente la adecuada adaptación a ese móvil puesto en el terreno de juego ha retardado su eclosión. Pero ésta ha llegado cuando más lo necesitaba el equipo y ante rivales con empaque físico y técnico.

La duda sobre su respuesta como manijero frente a equipos de verdadera enjundia quedó zanjada definitivamente en su disertación de Mönchengladbach, donde, ante la atosigante presión de los alemanes, supo sacar a relucir su clase para orquestar una lección de juego al contragolpe: precisión en los controles, regates y conducciones imposibles entre varios rivales y rapidez de ejecución para lanzar a las alas, Aleix Vidal y Vitolo. Ante el Atlético, en otro tipo de partido, tuvo jerarquía para aguantar la pelota y mandar en el juego ante un rival replegado. Banega, titular en los últimos siete partidos oficiales -en la eliminatoria contra el Espanyol sólo jugó medio tiempo en la vuelta-, ha acallado las críticas sobre su físico y su irregularidad y se ha convertido en el manijero que buscaba Emery, en ataques estáticos o a la contra.

Denis Suárez, el damnificado por la positiva evolución de Banega 

El principal damnificado por el asentamiento de Éver Banega en el once titular de Unai Emey es Denis Suárez. El joven mediapunta gallego irrumpió con mucha fuerza nada más aterrizar en Nervión y fue titular indiscutible en esa posición que ahora ocupa el argentino. Su presencia en el once coincidió con el buen arranque del equipo, pero su rendimiento fue decayendo ante el cúmulo de esfuerzos y la progresiva irrupción de Banega. De hecho, Denis Suárez no es titular en el Sevilla desde la vuelta de la Copa del Rey ante el Espanyol. Desde aquel día, en el que le pesó la responsabilidad al joven jugador, Emery sólo le ha dado minutos como suplente. Reyes también ha perdido protagonismo por el brillo de Banega y el recurso de Aleix Vidal.

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