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Ben Yedder, el rey del Sahara

  • El doblete de calidad del franco-tunecino se sucede a su estreno en la Champions después de quedarse fuera de las dos convocatorias previas

La genética tiene caminos inescrutables y puede que Wissam Ben Yedder, hijo francés de emigrantes tunecinos, lleve en la sangre la resistencia al calor del Sahara. El delantero sevillista se coronó ante su nueva hinchada en la semana de la confirmación de Jorge Sampaoli. El triunfo en la Champions ante el Olympique Lyonnais y la continuidad del éxito con la victoria liguera ante el Alavés llevan la firma de este menudo delantero de apenas 1,70 metros que justificó la cálida tarde en el Sánchez-Pizjuán con dos acciones de calidad. De suprema calidad diríase. Contra el calor y la LFP, Ben Yedder.

La tozudez con que la LFP ha castigado al abonado del Sevilla con dos partidos en hora de siesta y mosquitera, con temperaturas más propias de la Berbería, tuvo la respuesta de Ben Yedder. Igual que la masa de aire sahariano tiene la costumbre de instalarse en el valle del Guadalquivir de vez en cuando, lo mismo en julio que en septiembre... o en octubre, Ben Yedder empieza a tener la costumbre de hacer goles para el Sevilla de Sampaoli.

Curiosamente, el delantero francés, educado en el clima templado de Sarcelles, cerca de Normandía, ha eclosionado después del inquietante ostracismo al que lo sometió Sampaoli. El técnico argentino arguyó tras la victoria ante el Alavés que ha necesitado un periodo de adaptación por la barrera del idioma. Lo dejó fuera de la convocatoria ante el Betis y el Athletic, tras sacrificarlo en la extraña posición de falso extremo derecho en Ipurúa. Ante el Eibar, pagó el atasco del equipo y se fue a la ducha en el descanso. Inmediatamente, saltaron las alarmas ante una presunta disensión del técnico con el delantero centro fichado por Monchi como una de las piezas clave, el hombre encargado de hacer olvidar a Gameiro. Pero el fútbol tiene sus tiempos y, cuando más necesitaba Sampaoli el refuerzo de su idea con la ejecución objetiva en forma de goles, Ben Yedder surgió para tumbar las dudas. ¡Vaya taconazo con su pierna mala! Qué calidad...

Lo hizo a 38 grados al sol. Ésa es la temperatura que sufrieron durante gran parte del partido los abonados de Fondo y Gol Norte, en menor medida los de Gol Sur. En el césped, los jugadores del Alavés padecieron la contumacia del programador de la LFP, desde su salón climatizado, en designar para el Sevilla horarios de siesta y persiana baja. Mateu Lahoz incluso ordenó parar el partido para que los jugadores se hidratasen. Algunos futbolistas del Alavés se ducharon literalmente con las botellas de agua. El calor y la calidad del Sevilla fueron haciendo mella en la trinchera norteña. Y el taconeo de Ganso y Ben Yedder tumbó la Línea Maginot de Pellegrino.

El calor enardeció las protestas de los socios del Sevilla. Tras la concentración previa contra Javier Tebas, el estadio atronó en el minuto 12. "¡Sevilla, ni un voto a Tebas!". El partido, con la tropa norteña sofocada ante el acoso del general Sol y del empuje sevillista, se puso de cara para ese ritmo ralentizado de Ganso. Natural de Ananindeua, en el norte amazónico de Brasil, también tiene una genética acomodada al inclemente dios Helios. Su taconazo fue la expresión máxima de su fútbol al filo de la navaja. Vitolo colaboró con su engañosa flema canaria. Y Ben Yedder sacó su instinto bereber en sus dos goles de nueve puro. De goleador. Qué calidad...

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