Final de la Liga Europa · Sevilla-Benfica · La crónica

Campeón de campeones

  • El Sevilla gana por tercera vez su torneo favorito. Aguantó muy mermado físicamente un pulso igualado al Benfica (0-0) para triunfar en los penaltis. Beto fue el héroe de la tanda atajando dos lanzamientos y Rakitic fue nombrado mejor jugador de la final.

¡CAMPEONES! ¡TRICAMPEONES! El Sevilla fue campeón después de aguantar hasta el final. Del 1 de agosto a la agonía total en Turín. Desfondado, el Sevilla lo aguantó todo, incluso sus limitaciones físicas, para completar una final encomiable ante un rival sólo algo superior. Poco. Nomlo suficiente para desnivelar ante un rival que volvió a ganar su torneo. El Benfica mantiene su maldición y el Sevilla su bendición. ¡Bendita bendición!

Los penaltis, siempre tan ingratos, volvieron a sonreír al Sevilla. Como en Glasgow, la tanda fue de libro, Beto paró dos tiros y Gameiro marcó el decisivo. Alegría brutal en un camino de espinas para llegar al altar de los altares del fútbol europeo.

Y es que el Sevilla, casi sin querer, sobrevivió. Se empeñó en ser ajusticiado a la contra igual que el Benfica se empeñó en no ser capaz de rematar. Ni por aquí ni por allí. Unas veces Pareja, o Fazio, y otras probablemente la tensión, el Benfica tuvo al Sevilla a su merced durante varios tramos y ahí siguió, vivo. Hasta la prórroga, donde sí fue mejor. Hasta los penaltis, donde volvió a ser mejor.

Con un físico insuficiente para hacer su juego, el Sevilla encima se cargó pronto con las amarillas de Fazio y Alberto Moreno. Dos en el minuto 12. Demasiado. Pero aun así aguantó. El lateral completó un partido horrible, dando opciones sin cesar al rival para entrar por ahí. Y aun así aguantó. M'Bia y Carriço cortaron de todo y aun asi fue insuficiente. Y aun así aguantó.

Con Bacca fundido, no digamos Reyes, las contras del Sevilla se diluían en una excesiva conducción. Vitolo dio chispa y Rakitic temple, pero el Benfica estaba bien abrigado atrás, al menos lo suficiente para tan escasa capacidad de desborde, que llevó al Sevilla a jugar mucho en largo. Quizás demasiado.

Sevilla y Benfica quisieron jugar con cabeza pero sin capacidad física faltaba clarividencia y hubo minutos de descontrol que presagiaban el desmelene goleador. En absoluto. Tampoco ayudó un árbitro tremendamente permisivo con el Benfica, hasta el punto de que la primera opción clara del Sevilla llegó en el 37 con un disparo de Alberto Moreno. Y luego, un agarrón de Luisao a Bacca en el 39, justo antes de los peores minutos sevillistas de la final, con el lateral presa de los nervios y el Benfica acumulando hasta tres ocasiones claras antes de la pausa, en dos de ellas conparadones de Beto a Maxi Pereira y Rodrigo.

 

¿Lo peor había pasado? Debía ser que sí, pero tardó el Sevilla en acomodarse, si alguna vez lo estuvo. Reyes tuvo un par de opciones pero las mejores seguian siendo benfiquistas. Rodrigo, nada más volver, la tuvo en una contra concedida por Alberto Moreno. Pareja evitó el gol bajo palos. Luego Lima remató mal con todo a favor y cada llegada roja era una alarma.

Vídeo: J. Ollero

El Sevilla ya no llegaba pero en la primera parte de la prórroga tuvo el título Bacca. Gran envío de Rakitic, aguanta la carrera el colombiano pero si disparo, solo ante el meta Oblak, se marchó fuera. Y, en la segunda, Gameiro dispuso de una buena opción. El francés, muy tocado, sustituyó a Marin, a su vez sustituto de Reyes y que firmó media hora indigna.

Y aguantó hasta el final. Sobrevivió en Villamarín, en Oporto y en Valencia. Y también en Turín. Inopinadamente, quizás porque el Benfica tampoco iba sobrado y prefirió guardarse atrás a apretar para derribar a su rival, el Sevilla le dio la vuelta en la prórroga y las sensaciones mejoraron hacia la tanda fatal. Ahí el Sevilla fue un rodillo ¡y la tercera Copa ya está aquí!

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