Era una aparición previsible. Quizás sólo era cuestión de tiempo y pueda sorprender que su debut liguero fuese en unas circunstancias en las que el Sevilla está repleto de atacantes de nivel. Carlos Fernández tuvo su estreno en la Liga BBVA en el duelo ante la Real Sociedad y enseñó algunos de los argumentos que lo han convertido en centro de los focos desde que despuntara en los escalafones inferiores del club.

Fue un instante para el recuerdo. Reyes abandonó el campo y dejó su testigo a Carlos Fernández. Salía del terreno de juego un canterano que había debutado en la élite con sólo 16 años y dejaba su sitio a otro que lo hacía con 17. La cantera sevillista y su relevo quedó plasmada en un choque de manos que prueba la capacidad del club por reinventarse en su fabricación de piezas de alto nivel.

Aún no alcanzó su grado máximo de talento, pero el joven canterano se atrevió ante el cuadro realista a encarar a adversarios y realizar pases de transición que facilitaron el juego local durante los últimos minutos del encuentro. Incluso en sus tareas defensivas cumplió a la perfección con una presión insistente y unas ganas que quizás Emery trate ahora de contagiar a otros jugadores de su plantilla.

Desde el banquillo, Marin observaba el choque. Desde la grada, los aplausos se transformaron en alegría cuando el triunfo ayudó a que el debut fuese el soñado. Puede que sus pinceladas de calidad se trasladen nuevamente al Sevilla Atlético, aunque jugar en Segunda B sólo sea una cuestión pasajera. Los amantes del fútbol ya disfrutaron de su genialidad en la pasada Copa de Campeones juvenil que coronó a su equipo. Ni un año después, ya sonrió entre la élite.