Carrera Nocturna de Sevilla

La Nocturna es un soplo de aire fresco

Un bafle rodante en la Nocturna llenó de música un tramo de la competición.

Un bafle rodante en la Nocturna llenó de música un tramo de la competición. / Juan Carlos Vázquez

Después del mazazo del covid había muchas ganas de correr, de disfrazarse, de llevar música a cuestas y de juntarse en Sevilla, aunque fuera guardando la distancia de seguridad y con la prevención necesaria. La Nocturna de Sevilla no es la primera carrera del país tras el año y medio de coronavirus, pero sí la más numerosa (10.000 participantes).

La Nocturna de Sevilla no es la primera carrera del país tras el año y medio de coronavirus, pero sí la más numerosa (10.000 participantes)

Esa alegría de volver a la competición se reflejaba en los rostros de los primeros corredores profesionales que salieron disparados de la meta, en el Paseo de las Delicias. El atlético Koné, 21 años, piernas kilométricas y africano de Costa de Marfil, con dorsal 499, estaba entre esos primeros que aventajaban al resto. Tardó la friolera de seis a ocho minutos en colocar sus pies en la avenida de Torneo, cerca ya de la Barqueta y venía corriendo como el que come pipas. Estaba feliz.

Nos cuenta su amigo y vecino Javier, que lo estaba esperando en Torneo junto a su pareja para grabar en vídeo su meteórica carrera, que Koné trabaja, estudia y entrena en Sevilla. Nos cuenta también que llegó en patera y que es un ejemplo de esfuerzo y sacrificio personal. En la última Nocturna de Sevilla este deportista africano, vecino del centro, quedó nada menos que tercero de un total de 25.000 corredores.

Ambiente en la Nocturna. Ambiente en la Nocturna.

Ambiente en la Nocturna. / Juan Carlos Vázquez

Después de un año y medio de coronavirus el ambiente de la Nocturna estaba algo más silencioso que años atrás. Pero no faltaron las palmas, los bafles rodantes con música a toda pastilla en el pelotón de los corredores más rezagados, ni los disfraces de Spiderman, de torero de púrpura y oro, de pollito pío, de bruja, de malo con hacha en una noche de terror, de Unicornio o los tutús de bailarina....

Tampoco faltaron los abuelos marchosos que son más deportistas y enérgicos que sus hijos y nietos (“¿llevo mucha ventaja respecto a los primeros?”, preguntaba al público)

Tampoco faltaron los abuelos marchosos que son más deportistas y enérgicos que sus hijos y nietos (“¿llevo mucha ventaja respecto a los primeros?”, preguntaba al público), ni las tres amigas (Cristina, Noelia y Patri) que se aventuran a correr después de un duro día de entrenamiento acuático de 9 kilómetros para acabar como sea los 7,8 kilómetros de la competición; y tanto que la completaron: en 68 minutos. Para no haber corrido nunca 68 minutos es una gran marca. Las historias de los que corren son para hacer un libro.

No faltaron los disfraces de todo tipo. No faltaron los disfraces de todo tipo.

No faltaron los disfraces de todo tipo. / Juan Carlos Vázquez

Poco después de las 22:00, una vez que las motos y patrulleros de la Policía hacían tronar las sirenas, los paralímpicos encabezaban la carrera en sus sillas y bicis casi supersónicas. En las azoteas de los edificios de Torneo, los vecinos se arremolinaban para animar a los corredores en el lapso de media hora que tardaban en pasar los 10.000 participantes. Otros bajaban a la avenida para aplaudir y chocar las palmas con los deportistas. “¡Vamoooooossssss!!!!!!”, gritaban.

Momento de la salida. Momento de la salida.

Momento de la salida. / Juan Carlos Vázquez

Algunas pandillas y grupos de amigas que iban de marcha esa noche, como la de Belén, se vieron separadas momentáneamente, sin poder cruzar al otro lado de la avenida, por el río de corredores que avanzaba por Torneo. Había peatones que cruzaban a toda prisa interrumpiendo el paso de los corredores.

El distanciamiento de medio y medio obligado por la organización se cumplía en los corredores profesionales y algo menos en la masa de corredores que se movían más rezagados.

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