A Manolo Jiménez, como es natural, no le sentó nada bien la derrota de su equipo en tierras asturianas. El principal enfado fue por el pobre juego ofrecido ante un adversario que jugó cerca de una hora con un jugador menos. La otra guerra que abrió el entrenador del Sevilla fue con el público de El Molinón y sus aficionados, a los que tildó de no tener "fair play".

"Lo que me ha parecido triste es que se potencie la violencia, tanto que se habla de fair play. Que un estadio entero grite a un futbolista, que pite a un chaval por recibir faltas es lo único que lamento. El Molinón es un estadio con muchísima solera. La afición es soberana, pero me parece injusto. La tarjeta no es roja, es rojo chillón. Ha ido a por él, ¿hubiera sido mejor una fractura?", argumentó Manolo Jiménez.

Tampoco le gustó demasiado al técnico nervionense que "hayan desaparecido los balones desde que expulsaron a un jugador. Parece que descontar cinco minutos es mucho, pero el tiempo que se ha perdido es tristísimo, así el espectáculo es imposible. Después hablan de los recogepelotas del sur, pero bueno...".

Después de estas dos protestas al equipo anfitrión, Jiménez analizó cómo vio a su equipo, en el que las modificaciones en el once por descanso y lesión dieron un aire empobrecido al Sevilla: "Han entrado muchos jugadores nuevos, muchos inactivos que tenemos que ir recuperando, pero no le hemos cogido el pulso al partido pronto. Ha tenido que acertar Palop, un gol que no ha tenido que ocurrir y el equipo ha reaccionado, pero tiene que entrar mejor en los partidos". "A raíz del gol de ellos el equipo mostró lo quería", aseguró el arahalense, quien destacó que Fazio había aguantado los 90 minutos, después de estar tres meses en el dique seco.

Y, ¿qué motivo a Jiménez a introducir a dos jugadores -Fazio y Acosta- recién salidos de sendas lesiones? "Hemos arriesgado en muchos aspectos, necesitamos la plantilla al completo, hemos forzado a Cheva, Crespo, Fazio y Acosta. Han dado la cara después de lesiones largas", afirmó.