Deportes

La Champions y su efecto multiplicador

Jugar la Champions conlleva un elevado riesgo para equipos que no están habituados a su elevadísima exigencia. El Sevilla y el sevillismo lo vivieron en sus propias carnes el martes, cuando el Manchester City demostró la distancia sideral que ahora mismo hay entre el club de Nervión, por muy tetracampeón de la UEFA que sea, y los equipos top del continente, los verdaderos galácticos. La Champions, por las enormes diferencias económicas que hay entre la exclusiva aristocracia europea y el resto, tiene un efecto multiplicador de las carencias de los equipos terrestres. Y esta realidad no debe llevar a un engañoso alarmismo, pese a que es obvio que el City puso sobre el tapete todas las carencias latentes del Sevilla.

Una de esas diferencias concierne a las bajas que presentaban ambos equipos. Las ausencias de Beto, Carriço, Pareja y Gameiro fueron muchísimo más importantes que las de Zabaleta, Nasri, Silva y Agüero. Idéntico número de ausencias tuvo un reflejo muy distinto sobre el césped. El potencial físico y técnico del City se manifestó como un muro infranqueable y las carencias del Sevilla se multiplicaron enormemente.

Esa realidad, no obstante, no debe esconder que Unai Emery no ha dado aún con la tecla este curso. De hecho, en la Liga lleva un punto menos que en el aquel inicio de la 13-14, que los propios jugadores han esgrimido como ejemplo para seguir confiando en un equipo que terminaría ganando la Liga Europa en Turín y como quinto clasificado en la Liga.

Este Sevilla que vivió el martes un ejercicio de impotencia con pocos precedentes europeos en el Sánchez-Pizjuán tiene cogido con alfileres un sistema defensivo en el que sus seis integrantes, Sergio Rico, Coke -aun con los relevos puntuales de Mariano-, Rami, Kolodziejczak, Tremoulinas y Krychowiak no tienen relevo. Andreolli pasó de ser imprescindible, porque no había otro, a no jugar. Y en el centro del campo Iborra no hace olvidar a N'Zonzi. Banega aparece como el único organizador puro y Gameiro, antes a la sombra de Bacca, es fundamental, mientras que la irrupción de Konoplyanka ha dejado en el ostracismo a Reyes, capitán del equipo. Éstos son los problemas que debe gestionar Emery para enderezar el rumbo en la Liga, que también se ve muy condicionado por la distracción mental de la Champions.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios