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Y Denis encarnó la mejor noticia

  • El duelo entre los dos jóvenes talentos que se estrenarán en la Liga fue para el de rojo, pero el colombiano es hoy más feliz El gallego fue el sevillista que atacó con más sentido

El Sevilla perdió la tercera de sus diez finales -¡diez finales!- desde que alcanzó el nirvana en Eindhoven hace algo más de ocho años. Y lo hizo con justicia. Esa apabullante colección de cracks que es hoy el Real Madrid -cada vez parece más un equipo virtual hecho por un adolescente en un videojuego, pero es una realidad que refleja la dolorosa desigualdad de nuestro fútbol- tiró de repertorio para empezar la temporada como acabó la anterior, alzando un título.

Enfrente, el Sevilla se rindió a la evidencia. O a las evidencias: que si los Cristiano, Sergio Ramos, Modric, Benzema y demás se lo toman en serio, es muy complicado; que todo se pone ya imposible si encima, previo pago de otra grosera suma de euros, se bautizan como madridistas dos de las figuras del pasado Mundial, Kroos y James Rodríguez; y tercera evidencia, que el mismo campeón de la pasada Liga Europa aún es un bloque que se reconstruye para cubrir, sobre todo y ante todo, el enorme vacío que deja Rakitic.

Hoy, a buen seguro que Unai Emery, que ayer sufrió la contrariedad de no poder contar a última hora con Alberto Moreno por su marcha a Liverpool, pedirá a Monchi que la paletada de millones que deja el lateral izquierdo sea reinvertida en una fuente que surta de fútbol a los atacantes. Es una de las conclusiones impepinables que dejó la derrota sevillista en Gales.

Pero en espera de ese regista, de ese jugador que mueva los muñecos, Denis Suárez fue sin duda la mejor noticia que ayer vistió de rojo. Parece que puede relevar al croata en importantísimas tareas sobre la hierba: el juego entre líneas, la fantasía para dar el último pase, la capacidad asociativa, el toque sutil o el desborde con un cambio de ritmo. Las virtudes de los peloteros que se acercan al área.

Empezó el jugador cedido por el Barcelona como enganche por dentro, pero pronto apareció por el perfil izquierdo para buscar su recorte hacia dentro. Por allí enjaretó contraataques con chispa y calidad en la conducción. Y con la cabeza levantada en busca de la mejor opción de pase. Lo vio claro, pero le faltó precisión en el último pase y alguna que otra ocasión, erró en la elección del destinatario, como en la jugada que derivó en la contra mortal del primer gol de Cristiano: el pase para culminar la contra era para Bacca, no para Aleix Vidal, que perdió la pelota.

Fuera por la magnitud de la cita en Gales, fuera por las ansias propias de su juventud, a Denis le faltó rematar, abrochar todo lo bueno que generó. Pero su impronta fue muy esperanzadora. Entre líneas promete fantasía. El problema principal para Emery radica unos metros más atrás, en el inicio de los ataques.

¿Y James? Estuvo más gris que el gallego. Partió también como enganche para enlazar el juego de Kroos o Modric o Benzema, pero pronto fue alternándose con Cristiano Ronaldo para aparecer por el flanco izquierdo. El colombiano evidenció que le faltan muchos entrenamientos para que sus piernas estén a tono y su cabeza descifre el entramado táctico de Ancelotti, pero por su calidad suprema, más tarde que pronto entrará en ese arrebatador carrusel, el del equipo más lujoso del mundo.

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