Liga Santander

Difícil aportar menos (2-0)

  • El Betis sucumbe sin oponer resistencia en Villarreal. Inferior y acomplejado, no fue capaz de generar el menor peligro y ofreció una imagen peor que pésima, inclasificable, de equipo muerto con jugadores esperando decisiones...

El Betis está KO. KO técnico, cierto pero KO al fin y al cabo. No responde. El pulso es débil y la pinta es cadavérica. No va a ser sencillo que el Villarreal encuentre a un rival que le ofrezca menos resistencia esta temporada que este Betis de Poyet al que se le empieza a poner cara de fiambre. Da la impresión de que el grupo está esperando que se tomen decisiones, para bien o para mal. Sólo así se explicaría semejante desidia.

Ni rastro del Betis. Nada. El bético de a pie podrá debatir dos semanas sobre si debe jugar uno u otro, pero la realidad es que nadie, o casi, lo merece de manera clara. Ya ni el portero es un seguro de vida, pues aunque en el primer gol se le puede otorgar poca responsabilidad, lo cierto es que la pelota no iba fuerte, y en el segundo tanto se la cuelan por el centro. Total, que si Adán también está bajo míminos, que dios coja a Poyet confesado.

El entrenador del Betis volvió a prescindir de Rubén Castro a domicilio colocando a Sanabria solo en punta, Joaquín por el centro y Cejudo y Felipe Gutiérrez por los flancos. El resto, más o menos los habituales. Y, a decir verdad, el Betis salió con cierta planta, dispuesto a jugar y a no ser un mero invitado. Duró poco, pero así empezó.

De hecho el Villarreal ni llegaba, ni creaba peligro, ni siquiera parecía mandar en la pelota, hasta que un tiro desde lejísimos acabó cerca de la escuadra de Adán. No es que fuera responsabilidad de portero, pero con la distancia desde la que tiró Manu Trigueros da la impresión de que la pelota debe ir con algo más de fuerza para que el portero no tenga nada que decir al respecto.

El gol, que de por sí era un contratiempo serio, hizo desaparecer al Betis por completo. El Villarreal dio un paso al frente, de eso no hay duda, pero su rival se empequeñeció hasta niveles insoportables, ya nunca tuvo la pelota y su presencia en campo ajeno fue anecdótica. Así, las otras dos grandes opciones antes del descanso fueron evidentemente locales, y muy claras además. Minuto y medio después del 1-0, Mandi bloqueó  un disparo de Sansona con una mala pinta tremenda, y en una falta sacada por Manu Castillejo en el 35 Víctor Ruiz remató al larguero sin la menor oposición. Feo, muy feo el panorama por mucho que hubiera tiempo de sobra para virar el rumbo de la cita.

La continuación, lejos de mejorar, fue a peor. Principalmente porque ni siquiera hubo esos minutos del primer tiempo en los que el Betis se asemejaba a un equipo. El gol de Roberto Soriano, como el primero desde lejos y esta vez dejando en mal lugar a Adán, terminó por descalificar a un equipo roto, mentalmente por lo menos.

Sin nadie que tome el mando y menos que enganche uno de los múltiples pelotazos de la defensa, la cosa pinta fea. Poyet, algo raro en el fútbol, hizo los tres cambios a la vez en cuanto se produjo el 2-0, si bien únicamente Nahuel le dio algo de profunidad al equipo. Rubén Castro no aparece y a Álex Alegría no se le puede pedir más.

Total, que el Villarreal pudo golear aprovechando la tremenda blandura del Betis, un Betis que apenas asomó cerca de Asenjo más que en una pared de Nahuel y Álex Alegría que el primero remató alto. Ya está. Nada más. Nada de nada. Y ahora dos semanas con el parón muy golosas para darle a la plebe la cabeza que está pidiendo. Aunque, viendo al Betis con cierta frialdad, los béticos de a pie no parecen los únicos que esperan ver la cabeza de Poyet en una pica.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios