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Equilibrio al borde del abismo

  • El Sevilla, a salvar su primera muerte súbita en Valladolid para seguir soñando con Europa. Palop afronta el que puede ser su adiós oficial por la baja de Beto, lesionado como Kondogbia.

El Sevilla, este Sevilla, ha entrado en una espiral en la que cada partido que juega es un caminar al filo del precipicio, de su particular abismo que es dar por cerrada la temporada con la angustia de no cumplir, por segundo año consecutivo, los retos marcados.

El entrenador no sabe cómo mantener la tensión de los suyos y puede decirse que demasiado hace a veces para lograr que el equipo compita, que ofrezca incluso buena imagen más allá de que los resultados sean insuficientes. A las ya de por sí escasas posibilidades de poder alcanzar una plaza europea se unió el sumar únicamente un punto de los seis puestos en juego en los dos últimos partidos ante Betis y Atlético de Madrid, dos duelos que podrían haber relanzado al equipo de Unai Emery a posiciones en las que la meta no se vería tan lejos. Ahora sólo queda salvar semana a semana una bola de partido, un seguir respirando o cerrar el quiosco.

Pero es lo que se ha ganado este Sevilla con su hacer durante todo el año. Si el torneo liguero lo que premia es la regularidad, esa virtud puede decirse que no apareció jamás por el rendimiento de este equipo. Con seis meses sin ganar fuera de casa, lo raro es que la competición no le haya hecho ya un corte de mangas a este proyecto. Desde luego, se lo han hecho los árbitros, siendo especialmente doloroso lo ocurrido en los dos partidos precedentes, pero ¿con qué cara puede ir a Europa un equipo que es el segundo peor visitante de la Liga?

Lógicamente, el premio está barato si este Sevilla todavía opta a lograrlo, y encima está la posibilidad de abaratarlo más aún con la plaza que pueden dejar libre los problemas del Málaga con la UEFA. Si no fuera por eso pensar en ello sería una quimera, pero -como acostumbra a decirse- mientras hay vida hay esperanza y si este equipo ha dado señales positivas con un juego convincente en casa y en la primera parte del derbi, no hay por qué enterrarse a sí mismo antes de que otros echen la primera palada encima de uno.

Es verdad que acude el equipo de Emery mermado a salvar esta primera muerte súbita de las seis que le quedan por pasar hasta el final de Liga. No preocupa tanto la baja de Beto por el nivel de solvencia que ha demostrado Palop cada vez que ha salido como la oquedad que dejan en el centro del campo las ausencias de Medel y Kondogbia. La del primero se sabía, pero lo del francés no dejó de ser una desagradable sorpresa para los intereses del sevillismo en el penúltimo entrenamiento de la semana.

Es cierto que el poderoso medio, pese a que acapara semana a semana más y más elogios, no pasaba por su mejor momento. Es más, llevaba un mes y pico a un dudoso nivel, pero siempre infunde respeto y era -convenido por todos- uno de los pocos fijos de este equipo. Porque, la verdad, en el banquillo hay poco y la solución acaba desnudando a un santo para vestir a otro. Que Rakitic baje unos metros su posición en el campo influye en el deterioro de la imagen ofensiva del equipo, pues no aparecerá desde tan atrás el Rakitic, por ejemplo, del derbi como no apareció ante el Altlético.

Con lo de la portería es distinto porque Palop, a sus 39 años, aún inspira garantías. Un mito del sevillismo a la altura del mismísimo Kanoute puede disputar su último partido oficial con el escudo con el que ganó seis títulos, así que no podrá ser nunca un partido cualquiera este Valladolid-Sevilla en el que los de Emery se juegan tanto.

Lo del rival... da lo mismo. Este equipo ha exhibido su incapacidad visitando igual al peor colista que al más duro de los rivales en la cabeza de la tabla. Es, sencillamente, un cero a la izquierda jugando a domicilio, un "auténtico desastre" en palabras de su propio entrenador. Con este panorama y con el ser o no ser que es cada encuentro para este Sevilla, Pucela es otra vez una parada para la esperanza, para el deseo de que todo cambie, empezando por el comportamiento del equipo... y terminando con que ningún juez lo estropee.

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