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La Fonteta se rinde a Tucker

  • Figura El escolta, ovacionado por la afición local, decide el triunfo del Cajasol con 39 puntos y apunta a MVP Oxígeno El Cajasol suma su cuarta victoria consecutiva y toma más distancia con el descenso

La afición de Valencia no olvidará el nombre de Clay Tucker. El escolta del Cajasol se merendó la defensa del Pamesa en el segundo tiempo y decidió el triunfo, el cuarto consecutivo de los cajistas, en La Fuente de San Luis, en La Fonteta, que ha conocido la mejor versión de un jugador que desde que llegó ha cambiado la cara ofensiva del cuadro de Pedro Martínez. La actuación del norteamericano fue para enmarcar. Se atrevía con todo. Con lanzamientos con un defensa encima, penetraciones, triples desde todos los sitios y desde más de ocho metros. Lo dicho, impresionante. Este conjunto es otro, y Tucker es el líder que debe llevarlo a la salvación.

Cuatro de cuatro. Póquer de triunfos y la cosa se ve ya de otra manera. Partidazo de Tucker, sí, pero partidazo de todo el Cajasol, que supo reaccionar a tiempo tras un inicio dubitativo. La zona impuesta por Pedro Martínez en el tercer cuarto y, claro, Tucker dieron buena cuenta de un rival que no pasa por su mejor momento, es cierto, pero que es el Pamesa y está muy bien situado para meterse en el play off. Dos canastas (un triple de Williams y un tiro libre de Oliver) de los primeros 14 ataques del cuadro toronja reflejan la impotencia local, que suele bajar en este periodo, pero no hasta este punto. En éstas salió Tucker, y se acabó el choque.

Y eso que el Cajasol salió dormido, como si el partido no hubiese empezado aún y le costó un mundo meterse en él. Ni el tiempo ni el ambiente de La Fonteta ayudaban, es cierto, pero la puesta en escena de los sevillanos nada tenía que ver con la declaración de Pedro Martínez en la previa. "No hemos hecho nada todavía", decía el técnico barcelonés, a pesar de las tres victorias consecutivas de los suyos. No le falta razón porque el abismo está muy cerca, pero el equipo no se había enterado. Así, el Pamesa aprovechó la falta de intensidad visitante para poner un ritmo alto al encuentro, pero tampoco es éste el mejor Pamesa, que tiene, además, a la vuelta de la esquina la Final a 8 de la Eurocup en Turín, y eso se notaba.

Nublado en ataque de inicio, los sevillanos vivían del acierto desde el perímetro. De hecho, ocho minutos tardaron los cajistas en anotar su primera canasta de dos puntos. Antes, cuatro triples consecutivos dieron la primera ventaja a los hispalenses (11-12), pero la sensación de atasco era más que evidente. Por eso, Miso, defendido por Avdalovic y no por Oliver -Spahija no quería cometer el error de Manolo Hussein con Thomas el pasado domingo- y más desacertado que en las anteriores citas, dejó su sitio a Milisavljevic. Todo empezó a cambiar. Y eso que con el serbio dirigiendo, los valencianos lograron su máxima renta (29-16), pero el balcánico había encontrado el camino hacia los hombres interiores que el madrileño no había hallado. Rey y Triguero comenzaron a ganarle la partida a Perovic -que se fue al banco mediado el segundo cuarto con tres faltas- y Nielsen, y el Cajasol se enteraba de que estaba jugando un partido de baloncesto. El catalán, con dos tiros libres, completó un parcial de 0-10 que metía a los de Pedro Martínez en el choque cuando parecía que éste se rompía a favor de los locales.

Encima, apareció Tucker, quien, con ocho puntos consecutivos, dejó al Cajasol a tiro de piedra. Mejor, a una canasta del bloque toronja, que se mantenía arriba gracias al acierto de Rafa Martínez. Y es que con uno y otro poniendo más énfasis en anular el juego interior de su rival, las constantes ayudas siempre dejaban a algún lanzador solo, lo que explica los altísimos porcentajes de ambos conjuntos desde más allá de la línea de 6,25 metros (55 por ciento, con 6/11 del Pamesa, y 57 por ciento del Caja, con 4/7), que superaban al de los lanzamientos de dos puntos. Ninguno mostraba su mejor versión, y al descanso se llegó con la igualdad que venía presidiendo el choque. Todo se jugaría en 20 minutos frenéticos que tendrían un protagonista.

Clay Tucker. No olvidarán en La Fonteta ese nombre. A vuelta de los vestuarios el escolta comenzó su particular festival de canastas. De todos los colores. De tres puntos, penetrando, desde la línea de personal. Infalible. Desesperó a la afición, a Rafa Martínez, que no sabía cómo pararlo, y a Spahija, cansado de que le destrozase las zonas que imponía para detener el vendaval cajista. No había manera. A la desesperación valencianista en defensa se le unieron los nervios en ataque, y el Cajasol despegó. Despegó de la mano prodigiosa de Tucker, pero también desde la intensidad atrás y la zona. Ignerski se unió a la fiesta, y entre él y el estadounidense firmaron un parcial de 18-28 en el tercer periodo, a la postre definitivo (59-67).

Con un triple de Pietrus se inició el último acto. El Pamesa no quería dejar escapar el choque, pero Tucker siguió con su show y contestó con la misma moneda. La zona se mantuvo y ante el atasco valenciano el Caja tomó carrerilla con Ignerski haciendo daño desde el perímetro. Un triple del polaco puso la ventaja visitante en más 13 a cuatro minutos del final y el Pamesa tiró la toalla. El partido estaba decidido y pasó a ser un correcaminos en el que nadie defendía y, por fortuna, los locales no anotaban, ni siquiera para asustar un poco.

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