Ganar se conjuga como soñar
Levante - Betis · La previa
El Betis, en pos de una victoria que lo aleje a 9 puntos del descenso y lo catapulte. Salva Sevilla por Juanma, único cambio frente a un Levante, con su temporada hecha, peligroso.
Una vez más en lunes, con el panorama absolutamente despejado, comparecerá el Betis. Lo hará en el Ciutat de Valencia, un espacio que no ha deparado últimamente buenas noticias en verdiblanco, pero que se presenta propicio para la tarea de darle, prácticamente, carpetazo al objetivo marcado a principios de temporada, un objetivo, todo sea dicho, escasamente ambicioso para un club como el Betis por mucho que sea un recién ascendido.
Y la ventaja de jugar el último, a veces, es que los rivales han podido quitar presión, como ocurrió ya el sábado con las derrotas de Racing y Sporting. Los montañeses siguen marcando la frontera de la zona caliente y todo quedó como estaba antes de este Levante-Betis, es decir, con los verdiblancos a seis puntos de distancia y los granotas ya con el pasaporte de Primera un año más gracias a los once puntos de rédito de que gozan sobre el descenso.
Pero si el Betis se relaja por mor de estas diferencias que hoy parecen abismales caería en un grueso error. Y no porque la aspiración continental debe ir asociada a sus futbolistas desde hoy, sino porque su rival ha perdido la eventual plaza de Champions de que gozaba y sólo ganar esta noche se la devolvería. Los hombres de Juan Ignacio Martínez, tras ocho partidos sin ganar, lo hicieron hace una semana en Cornellá y se han vuelto a enganchar por la máxima pelea que le está permitida.
Será, pues, un adversario peligroso. Además, aunque no sean tantos los supervivientes, la última visita del Betis a esta plaza se saldó con una derrota por 1-0 merced a un gol de Rubén de falta que, encima, costó el cargo a Antonio Tapia. Cerró ese partido una primera vuelta nefanda en Segunda que luego no podría remontar el equipo de la mano de Víctor Fernández. Tampoco había ganado dos años antes en su penúltima comparecencia, aunque el balance global arroja ocho victorias azulgrana por cinco del Betis y dos empates. Algo más normal.
Y si el Levante asoma sin presión alguna y con el plus de haber roto una racha de ésas que hacen dudar, el Betis de Pepe Mel se presenta también con muy buena cara tras un empate en casa frente al Getafe que digirió bien gracias a las dos victorias anteriores frente a Athletic y Zaragoza.
Mucho se habla hoy de que es bueno saber empatar, pero si el Betis pensase así, por ejemplo, en su primer partido ante el Granada ya habría menospreciado dos puntos. Quizá por eso la única filosofía válida sea la que adopta el propio Mel, salir a ganar y que luego sea lo que Dios quiera. Y si el partido, a última hora, va empatado y se pueden buscar dos puntos más, pues a por ellos. Es lo más leal y lo originario en el fútbol como en todos los deportes: darlo todo hasta el hálito final por vencer.
Esa tarea de ganar, alejarse aún más del descenso y echar la imaginación a volar, la afrontará Mel con el mismo equipo de las últimas jornadas y una sola variación respecto al que empató frente al Getafe. Salva Sevilla relevará a Juanma en la derecha para que el 4-4-2 permanezca impoluto por mucho que el virgitano se inmiscuya algo más por los medios y ello haya desatado una corriente errónea de que el Betis juega con un 4-3-3, sistema que apenas usó en su estreno en Los Cármenes y en cuatro ocasiones más cuando Mel introdujo a Cañas con dos mediocampistas más.
Sabe el Betis que el éxito de la empresa pasa ineludiblemente por dotar de intensidad al partido ante un equipo tácticamente bueno pero que ha perdido ese plus que le daba ganar siempre e ir a cada balón con la fe de ser el último, como demostrase, por ejemplo, en el partido de ida en Heliópolis, que ganó con un gol del ex bético Juanlu, hoy baja igual que Nano, quien se fue en enero al Guizhou Renhe de China, que hace una semana incorporó a otro ex granota, Rafa Jordá.
Con la vuelta de Salva Sevilla gana el Betis, principalmente, último pase, virtud además que puede resultar decisiva ante una defensa que no destaca por su velocidad. Rubén Castro y Jorge Molina deberían ser los beneficiarios de la empresa y de otra bien distinta que se desarrollará en la otra banda, la de la velocidad, que pertenece, como bien saben por estas latitudes, a Jefferson Montero, un hombre que en tres segundos mete al Betis arriba por mucho que conforme gane metros pierda precisión.
Enfrente estará el recuperado Kone, que en la ida ya creó numerosos problemas a Mario y Dorado pero que aún no se ha medido a Paulao, una de las nuevas sensaciones en verdiblanco junto al recuperado Nelson, que ya atisba la Eurocopa con Portugal, y el guardameta Fabricio, una garantía a la fecha.
Y es que en este Betis de hogaño sólo se echa en falta la posibilidad de jugar con doce para que Cañas tuviese un sitio, aunque el roteño, conforme transcurran los minutos y el Betis necesite oxígeno será de la partida a buen seguro. En la cita anterior ante el Getafe, como en todas, se gana una camiseta que hoy tiene agarrada Iriney. Y Mel ha llegado a la conclusión de que ambos, salvo en contadas ocasiones, no deben jugar juntos. El amazonense tendrá la misión de estar muy atento a Barkero, el hombre con más creatividad en ataque y poseedor, además, de un gran disparo.
Son armas conocidas y quizá lo único que queda por dilucidar es quién será más protagonista en el partido. El Betis, a buen seguro, saldrá metido y con la intención de tener el balón. Cabe esperar si el Levante discutirá o aguardará sus opciones al contraataque. Sea como fuere, y aunque ninguno lo firme, el empate no es malo para ninguno y quizá el respeto y hasta el tedio se apoderen esta noche del Ciutat de Valencia pese a que, para ambos, en distinta medida, ganar se conjugaría como soñar.
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