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No es Glasgow, es Nervión

  • El Sevilla apura ante el Espanyol sus opciones de volver a la competición que tanta gloria le dio Emery recupera a Medel, Kondogbia y Rakitic en pos de un triunfo que aliente el objetivo

Mes de mayo, el Espanyol enfrente y la Copa de la UEFA (ahora Liga Europa) en la mente de ambos contendientes. Ya está. Ahí paran las similitudes entre el partido que se anuncia para esta tarde en Nervión y el que los mismos equipos jugaron hace poco menos de seis años en Glasgow. Todo lo demás son diferencias. Y qué diferencias. Si entonces los sevillistas se encontraban a una sola victoria de levantar su segunda Copa de la UEFA, como sucedió después de aquella memorable actuación de Palop, hoy, el club blanquirrojo litiga por el mero hecho de seguir optando a jugar esa competición continental el año que viene. Las miras se han acortado en la medida que se ha ido acortando el potencial de la plantilla. Y de librar un pulso en Escocia para conquistar a una bellísima dama, el Sevilla se debe conformar hoy con soñar, simplemente, con lograr con una cita con ella... junto a varias decenas de pretendientes más. Porque el Sevilla, hoy, es uno más. Un equipo que pierde algo más de lo que gana, que mete casi los mimos goles que encaja. Que pervive en el estrato de los mediocres.

A eso ha conducido la fallida planificación y la gestión deportiva de un equipo devaluado año tras año. Un equipo, el actual del Sevilla, que no ha sido capaz de ganar un partido a domicilio desde que lo hizo a finales de septiembre en La Coruña. Un equipo que cuenta con apenas un especialista del gol, Negredo, cuyos 19 goles -otro debate es su eficacia rematadora- han evitado que el equipo mire hoy abajo con angustia, ya que la aportación de Manu del Moral o Babá, en la etapa de Emery, no va más allá que la de vestir petos en la ciudad deportiva. Un equipo obligado a cambiar de sistema a poco que le falten dos piezas de su columna vertebral, como le pasó ante el Atlético con las bajas de Fazio y Medel.

El entrenador vasco ha sido, sin duda, lo mejor que le ha ocurrido al club en este 2013. Asumió el timón en pleno ecuador de la Liga y al menos enderezó el rumbo: atrás quedó la peligrosa zozobra que a veces lleva al abismo. Emery y su contagioso discurso, cargado de academicismo y de ilusión, desbrozó un camino, un método. El grupo sabe dónde va y sabe cómo avanzar. Pero el avance ha sido más parsimonioso de lo deseable, sobre todo por su impericia en los desplazamientos. El trazo definido del Sevilla de Emery no lo ha sacado del carril de la irregularidad.

Y precisamente por esa irregularidad, su margen de error es casi nulo.Traducido en números: en las cinco jornadas que quedan, tendrá que ganar en torno a 11 ó 12 de esos 15 puntos, como mínimo, para que su objetivo continental no se esfume de forma definitiva. Quiere ello decir que un nuevo tropiezo esta tarde ante los periquitos obligaría a los sevillistas a la gesta de derrotar sucesivamente a Málaga fuera, Real Sociedad en casa, Osasuna fuera y Valencia en casa. Y Hércules no está en la plantilla ni se le espera.

Emery ve una llave: ganar dos partidos seguidos. Si sus chicos lo hacen, junto al impulso en puntos, atisba un subidón anímico que obraría como un bálsamo de Fierabrás en este arreón final hasta el primer fin de semana de junio.

Para ganar dos partidos, primero hay que ganar... uno. Para la empresa de esta tarde, vuelven Medel y Kondogbia a la sala de máquinas después de la fallida respuesta de Maduro y Javi Hervás en Valladolid. También estará Rakitic, que se recuperó a tiempo de su esguince en el tobillo izquierdo.

Vuelve, pues, el centro del campo predilecto de Emery... y de cualquiera que distinga un balón de fútbol de un lavavajillas, tal es la ausencia de alternativas de garantías en la plantilla sevillista. Después de que Rakitic actuara más retrasado en ese novedoso sistema con tres defensas que dispuso Unai ante el Atlético de Madrid, la entrada de Medel hará que el suizo vuelva a actuar en los terrenos donde es más futbolista, entre líneas, asociándose e intercambiándose con los extremos y aprovechando el juego de espaldas y de desmarques de ruptura de Negredo.

Por fuera, Jesús Navas volverá a percutir sobre todo por su zona natural, la derecha, pero con amplia libertad para sorprender por zonas interiores e incluso por la izquierda, algo habitual en esta segunda vuelta. Por la izquierda se abre una incógnita: el tibio rendimiento de Alberto Moreno en los últimos partidos coincide con la mejoría de Perotti, al que se le vio con más chispa en la segunda parte en el José Zorrilla. El argentino podría ver premiado su trabajo con la titularidad.

Enfrente aguarda un Espanyol que tampoco es, ni de lejos, aquel sólido equipo que llevó Valverde hasta la segunda final continental de su historia. No es Glasgow, es Nervión. Por allí pasa el último tren europeo. ¿O el penúltimo?

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