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Halló su punto de apoyo

  • La presión adelantada, ordenada y eficaz encontró la fragilidad del rival

Sea por ese orgullo herido tras las justas críticas al absentismo en Turín, sea por el infalible estímulo que es jugar ante el Barcelona, lo cierto es que ayer regresó ese Sevilla agresivo, pujante, valiente, capaz de apretar muy arriba y llevar el agua a su molino. Halló, en definitiva, el punto de apoyo para mover el mundo, su mundo: su capacidad para presionar mucho, bien y arriba.

Defensa

Ese arrojo para ir a buscar al Barcelona muy arriba, mostrado hasta el 2-0, tenía sus riesgos en cuanto el Barcelona superaba esa línea de presión. Pero el Sevilla jugó dispuesto a pagar esa factura mientras persistían las tablas. Cuando Rakitic o Busquets escupían la pelota a Neymar o Luis Suárez, el peligro brotaba como del rayo. Por algo son dos de los mejores delanteros del mundo, con permiso de Messi y Cristiano. El brasileño fue un látigo que partió desde la izquierda, pero maniobró mucho por dentro, con controles orientados, arrancadas, conducciones y paredes ejecutadas a una enorme velocidad que eran imposibles de atajar. Suárez se asoció con él con astucia y calidad.

Esos focos de inquietud llegaron casi siempre cuando el Sevilla salía de atrás y la perdía en algún pase arriesgado o, sobre todo, en su impericia en las transiciones ataque-defensa cuando los blancos sacaban un córner o una falta al área de Claudio Bravo. Ahí, el portero chileno fue el primer atacante del Barça por sus agudos saques en largo, con la mano o el pie. Cuando la recuperaba, Neymar o Suárez se abrían, recibían, controlaban, arrancaban y los sevillistas sufrían, descolocados y a veces hasta en inferioridad.

Ya con el 2-0, el Sevilla apeló a un repliegue muy intensivo, que la táctica suicida del Barça y los propios nervios locales -multiplicados por ese discutido penalti- convirtieron en repliegue excesivo. Coke y Tremoulinas se metieron en el área, muy cerca de los centrales, y el Barcelona encontró numerosas opciones para centrar al corazón del área pequeña o ceder un pase atrás, a la media luna, para un disparo de los llegadores en segunda línea. Fue angustiosa la defensa sevillista por mera acumulación de hombres en esa fase final.

Ataque

Su orden y eficacia en ese espacio entre los titubeantes defensas y medios de azul y grana le procuraron recuperaciones de las buenas, de las que provocan fuegos al instante: una carrera de Gameiro, una prolongación de cabeza de Iborra, una inteligente irrupción de Krohn-Dehli, quien por fin fue el del Celta. El danés fue clave para ganar el pulso en la sala de máquinas y unir las líneas, ya que Vitolo evidenció estar un punto físico por debajo ayer e Iborra sólo se hizo fuerte por arriba.

Virtudes

Compromiso colectivo, valentía y al fin cohesión hasta el 2-0.

Talón de aquiles

Desde el 2-0, ese repliegue excesivo le pudo costar carísimo.

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