Heliópolis es el reino de Beñat e Iriney

El Betis aprieta, domina el juego mediante el vasco y luego se parapeta hasta el brasileño para salir por medio de Emana

Javier Mérida / Sevilla

22 de mayo 2011 - 05:02

El Betis tiene muchos recursos. Es el mejor equipo de la categoría. Va a resultar campeón de la misma, suma de tres en tres y anota dos goles por encuentro. Su mando sobre el balón y los partidos resulta absoluto y normalmente le da igual lo que proponga su rival. Los verdiblancos suelen imponer el ritmo de juego que más les conviene y lo varían en función del marcador.

Ante el Huesca, ya ascendido y aún resacoso, le dio igual que los puntos en juego fueran lo de menos. Tampoco le importó a Mel tener que alinear una defensa de circunstancias. Es más, esa zaga improvisada movió al equipo a un inicio vibrante, de juego vivo y con presión arriba para acabar pronto con la escasa motivación del rival.

Beñat se adueñó del balón y del partido y, cuando el calor apretó a la media hora y menudearon las energías, asomó Iriney para convertirse en punto final de los tímidos ataques azulgrana y comienzo de las arrancadas de Emana. Dos maneras de jugar al fútbol, en un día cómodo, cierto es, y propiciadas por los dos mejores centrocampistas de la categoría, un organizador sobresaliente y un medio de cierre tenaz y sacrificado.

DEFENSA

Si alguien no conociese a los integrantes de la zaga antes de dar comienzo el partido, apenas se sorprendería de la justa estatura de Cañas para ser central. Es más, pensaría que el Betis anda tan sobrado de recursos que se permite defensas escasamente agresivos pero rápidos y con una salida de balón prodigiosa. Tanto que Beñat se escapó de la línea que debía marcar junto a Iriney para comenzar a tejer el juego ya en terreno de juego adversario.

La presión arriba, aunque apenas duró media hora -justo hasta que Emana y Momo se alternaron de banda y el juego se serenó-, ayudó a la plácida tarde en torno a Casto, apenas soliviantado cuando pasada la hora de juego el calor se hizo insoportable y el Betis bajó los brazos obligatoriamente.

ATAQUE

El 1-0 es la muestra del juego combinativo. Robo de Rubén Castro, pared de tiralíneas con Beñat y regalo del canario a Jorge Molina. Así, y con Emana rompiendo líneas y rivales, las ocasiones de gol se sucedieron hasta la decena. Juanma, por la banda derecha, abrió el campo y ofreció alternativas a un juego colectivo muy elaborado.

VIRTUDES

La puesta en escena, con ganas y velocidad. Muy digna.

TALÓN DE AQUILES

Cierta laxitud en los remates impidió una goleada mayor.

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