El otro partido

Irregularidad de picos largos

  • Con una afición para pasar con facilidad del desánimo a la euforia, el Sevilla tiene el detalle de prolongar sus rachas. De pitos a festejos, en minutos.

Cuando el problema es la irregularidad, la del Sevilla es de picos largos. Si en el Sánchez-Pizjuán se sienta una afición con una facilidad especial para pasar del desánimo a la euforia, o de la euforia al desánimo, de una semana a otra, al menos el equipo de Emery tiene el detalle de prolongar sus rachas, ya sean buenas o malas para que al personal se le vaya haciendo el cuerpo.

Dos meses sin ganar y tres victorias en una semana. Así es este Sevilla. El triunfo sobre la Real Sociedad tiene además el plus de tratarse de tres puntos con un valor potencial para el futuro. Comoquiera que a esta afición tan cambiante en su estado de ánimo es fácil ilusionarla con un par de buenos resultados, puede de alguna manera explicarse la jovialidad que se podía respirar en la atmósfera de Nervión sobre las nueve menos cuarto de la noche.

Nada que ver, por ejemplo, con la inquietud que al inicio del segundo tiempo, o prácticamente hasta el gol de Gameiro, se palpaba en el cemento del estadio radicado junto a Eduardo Dato. Pocos minutos antes, los pitos llegaban al césped con un claro destinatario: Unai Emery y también cierta gestión de la planificación del club en el mercado invernal. Las dudas están siempre ahí y todo se ve más negro cuanto el rival más se acerque a la portería de Beto. Pero es la ley del fútbol.


El Sevilla ha ganado tres partidos en siete días y Gameiro, el delantero olvidado, levanta la mano en busca de cariño. Como si su preconvocatoria con la selección francesa hubiese sido como un impulso en su competencia con Bacca, el rápido punta que tanto maravilló en el Lorient ha marcado en tres de los últimos cuatro partidos del Sevilla. En Eslovenia necesitó tiempo para afinar el punto de mira, pero una vez se soltó ha visto puerta dos veces más desde que marcó en el estadio del Maribor. Volvió a hacerlo en la visita de los eslovenos y ayer le echó un salvavidas a su entrenador cuando ya parecía que la semana iba a servir para afilar en conversaciones de desayuno y de trabajo las críticas hacia la labor del de Fuenterrabía.

El francés es distinto a Bacca. Tiene una carrera de zancada más corta, pero más explosiva. Consigue más velocidad con menos palanca, pero con más revolución de impactos de carrera. Lo cierto es que en aquellos puestos en los que la plantilla tiene efectivos responde. Distinto es allí donde un resfriado se convierte en un problema grave. Ahora, desde la salida de Cala, en el centro de la defensa, donde el Sevilla sólo se quedó con Fazio y con Pareja (repentina baja desde el pasado sábado) y Carriço, de quien Emery dice que es el mejor medio centro que tiene.

Estas cuestiones, desde luego, no van a quitar el sueño al sevillismo ahora que tiene algún motivo para disfrutar. La semana resultó redonda inesperadamente para un equipo que no sabía lo que era ganar desde el 5 de enero, cuando acababa con una racha positiva imponente y pletórica que duró los meses de noviembre y diciembre y que metió definitivamente al Sevilla en zona europea casi desde la posición de colista. Ahora toca frotarse las manos. Ya llegará otra época de vacas flacas.

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