El 6 de junio del año 2000, Carlos Marchena embarcaba rumbo a Lisboa. Nada tuvo que ver la opinión de un chaval de 20 años, obligado a hacer las maletas por las penurias de aquel Sevilla. El Benfica puso encima de la mesa 1.000 millones de pesetas. Seis millones de euros es un dineral hoy. Mucho más hace 14 años... Hoy, es voz autorizada para hablar de la final de Turín.

-Fue como si lo arrancaran de la tierra, ¿no?

-Jajaja, algo así. De repente, me vi en Lisboa, en el Benfica. Me enteré cinco horas antes de llegar allí. Tenía 20 años y lo pagué, nadie me consultó nada, fue algo imperativo. Así fue.

-De repente, ese sueño de triunfar en el Sevilla se truncó. Pero fue un salto deportivo y económico, ¿no?

-Bueno... El Benfica aquel atravesó un momento deportivo muy malo, tuvo tres presidentes esa temporada 2000-2001 y tres entrenadores. Y tuvimos problemas de cobro, así que lo del salto... Fue ir de Guatemala a Guatepeor y yo donde siempre quise estar es en Guatemala.

-Además, Guatemala se ha venido arriba en este siglo XXI.

-Ha experimentado una grandiosa evolución, cuando me fui era un equipo ascensor y hoy está afianzado internacionalmente a nivel de club, es muy respetado por su organización y los futbolistas quieren ir a jugar en su equipo.

-Si Marchena hubiera dado el salto al primer equipo en estos años...

-Siempre tendré clavada la espinita de no haber vivido y disfrutado los años bonitos del Sevilla.

-¿Cómo fue su adaptación al Benfica y a Lisboa?

-Al principio no fue fácil. había un español en la plantilla, Chano, el que jugó en el Betis y el Tenerife, pero había mucha diferencia de edad y no compartíamos muchas cosas. Me hice amigo de un chileno, Escalona, que tenía mi edad. Hace poco se retiró.

-Fue un solo año allí, pero fue como un máster de fútbol, ¿no?

-Desde luego, tener en una temporada a Heynckes, Mourinho y Toni Oliveira (entrenador del Sevilla en el arranque de la campaña 1995-96) te marca.

-¿Qué tal con Heynckes?

-Muy bien, de él aprendí por su carácter y exigencia.

-Luego llega Mourinho, nada menos.

-Creo que debutó como primer entrenador de un equipo profesional, venía de segundo del Barça. Estuvo unas 8 ó 10 jornadas y lo hizo bien, pero llegó un nuevo presidente y tuvo problemas (Mourinho, viendo que Manuel Vilarinho traía a Toni como mánager, exigió una ampliación de su contrato y no hubo acuerdo, por lo que se fue). Cambió los métodos de entrenamiento, que eran más divertidos con él. Había más balón y las sesiones eran más intensas y cortas.

-Dicen que su carácter antipático y hosco no es más que un personaje que se ha creado para descargar de presión a sus equipos...

-Jajaja, puede ser, en la distancia corta es un tío divertido, muy cercano. Habla al futbolista como si él lo fuera también. Me conocía del Sevilla y de la sub 21, donde coincidí con los barcelonistas Xavi y Gabri. En su estreno ganamos 1-0 con un gol mío.

-Que el Valencia llamara a su puerta fue una liberación...

-La verdad es que fue providencial para que mi carrera despegara definitivamente. Luego ha venido lo que ha venido (un Mundial, una Eurocopa, un Mundial sub 20, una plata olímpica, dos Ligas, una Copa, una Copa de la UEFA, una Supercopa de Europa, 69 veces internacional) y estoy muy agradecido al fútbol por todo lo que me ha dado.

-Hay futbolistas que apenas ven fútbol, sólo lo juegan. Me consta que no es su caso. ¿Cómo ve al actual Sevilla?

-Es un equipo con un gran espíritu, tiene mucha capacidad para remontar situaciones adversas y lo hace. Y está muy bien preparado (Emery lo tuvo en Mestalla).

-¿Y técnicamente?

-Tiene mucha pegada arriba, con delanteros con mucho gol y un gran último pase. Tienen un gran sentido colectivo del juego. Y aunque Rakitic esté a un nivel superior del resto y marque la diferencia, está al servicio del equipo, y eso es importante.

-¿Y este Benfica?

-El año pasado se quedó a las puertas de tres títulos, fue un final de temporada muy cruel para ellos, pero es un gran equipo que está muy curtido en finales. Y eso cuenta mucho.

-Siempre se ha dicho que las finales son distintas a cualquier otro partido.

-Y es así, en una final puede pasar de todo. Ellos tienen la presión de tener que ganar. El pronóstico es incierto, en una final no hay favoritos, ambos han acumulado méritos en un largo camino.

-¿La clave?

-Mantener la compostura, no cometer errores infantiles y que si el Benfica marca, que sea por mérito de ellos. Hay que llegar vivos al final del partido.

-Recuerdo que, en su etapa como sevillista, solía poner en la radio de su coche a Manolo García. Su canción 'Nunca el tiempo es perdido' parece un guiño a su enorme trayectoria futbolística. No perdió el tiempo, no.

-Jajajaja ¿sabes? En el móvil, de vez en cuando me salta música de Manolo García sin venir a cuento, cuando está corto de batería y demás. No sé a cuento de qué, pero salta...

Guiños del destino.