Marin aún no hace de Rakitic

El Sevilla de la revolución continúa sin romper en la Liga. Su segunda comparecencia se tradujo en un partido feo en el que, al menos, supo sacar un punto gracias al nervio y la concentración que mostraron los hombres de atrás en momentos puntuales. El Levante les cedió con descaro el balón a los sevillistas en gran parte del partido, pero éstos, condicionados por la nueva posición retrasada de Rakitic, no encontraron las vías por dentro y por fuera muy rara vez apareció nadie. Marin, en el epicentro de la creación, abusó de las conducciones cuando vio que combinando no podía y toda la movilidad se convirtió en un amago sin fin que nunca tumbó del todo al Levante. Quizá sólo sea cuestión de quitar un mediapunta para adelantar a Rakitic.

DEFENSA

Al seguir confiando en Rakitic como medio organizador, Emery intentó equilibrar atrás metiendo a Cala como central diestro para acompañar a Fazio y apostó por Fernando Navarro en el lateral izquierdo en lugar del más ofensivo Alberto Moreno. Pero ni con Iborra en el eje, y pese al conocimiento del terreno por parte del valenciano, el equipo blanco pudo evitar algunos ataques directos y contraataques peligrosos.

Todo parte del posicionamiento de las piezas y de que muchas de ellas tienen un neto carácter ofensivo, empezando por el propio Rakitic, que rara vez se salta las líneas pero cuando lo hace le cuesta recuperar la posición. La idea de intentar robar en campo contrario cuando se pierde la posesión de la pelota rara vez funcionó. Iborra, Vitolo, Perotti, Rakitic... Todos fueron superados alguna vez por los mediocampistas levantinistas, lo que devino en multitud de faltas y tarjetas, con el riesgo que ello conllevaba. Iborra, por ejemplo, tuvo que hacer una falta táctica al filo del descanso cuando ya había visto una amarilla. Emery evitó el riesgo sustituyéndolo por Kondogbia y el equipo mejoró. Los centrales dieron un paso adelante y el francés rebañó y empujó desde la posición de medio centro. Las contras del Levante fueron decayendo y la defensa, casi siempre, estuvo firme para frenarlas.

ATAQUE

En la teoría, la conexión Rakitic-Marin debe darle muchos frutos al Sevilla. Pero la praxis es otra. El suizo-croata, más atrasado, arriesga poco en esa posición más comprometida y ralentiza el juego. El bosnio-alemán, en la mediapunta, intenta conectar una y otra vez con Gameiro o los interiores. Pero cuando vio que la imprecisión era constante y que era imposible combinar de forma certera, comenzó a abusar de las conducciones. Ni Vitolo ni Perotti, más activos por dentro que por fuera, rompieron nunca.

La salida de Rabello y Carlos Bacca dinamizó algo el juego, pero el cansancio ya había hecho mella en un Sevilla dominador y con escasa profundidad ante un Levante acomodado atrás. Y el balón parado, en esta ocasión, fue completamente estéril.

VIRTUDES

Fe hasta el final para buscar el gol y firmeza atrás pese a algunos momentos de incertidumbre.

TALÓN DE AQUILES

Rakitic debe volver a su sitio, la línea de tres cuartos.