La 'revolución' no salta al campo (0-0)

Fútbol

Un Sevilla muy parecido, en sus defectos, al de la pasada temporada se conforma con un punto en su visita al Levante. Los futbolistas de Emery protagonizaron un primer tiempo sencillamente lamentable.

Francisco José Ortega

Valencia, 25 de agosto 2013 - 22:45

Triste empate a nada del Sevilla en su primera comparecencia liguera del curso como visitante. Los hombres de Unai Emery dieron un paso pequeñito frente al Levante por la sencilla razón de que repitieron todos y cada uno de los defectos que lo condenaron en el anterior ejercicio a ser el ¿peor? equipo como forastero. Para ser más exactos, les faltó uno de esos errores, el de cometer un error defensivo que lo llevaba a encajar un gol y precipitar las acciones a partir de ese momento. Esta vez llegó también el fallo, concretamente en el minuto 83, cuando Beto repelió como pudo una falta lejanísima de su compatriota Sergio Pinto, pero, afortunadamente para los nervionenses, el guardameta fue capaz de subsanar su primer error con una buena parada a David Navarro cuando éste disparó a bocajarro con todo a favor.

Se esperaba mucho de este Sevilla tan revolucionado en sus mimbres, de este equipo con tantos elementos nuevos respecto a la anterior temporada, aunque a la hora de la verdad se repasa objetivamente la alineación inicial presentada por Emery en el llamado Ciutat de Valencia y ahí aparece la primera de las sorpresas. Porque en la alineación titular del técnico vasco sólo cuatro de los once, Iborra, Vitolo, Marko Marin y Gameiro, no estaban en la plantilla que concluyó la campaña 2012-13. No es extraño, pues, que la imagen fuera tan semejante a la que tanto sonrojara incluso a los seguidores de la fe balompédica nervionense.

Y el primer error de concepto se volverá a repetir en ese once que tiene Emery en la sesera en el que Rakitic tiene un lugar anclado en las cercanías del medio centro. No es cuestión de ser un fundamentalista al respecto, pero ni por una parte ni por otra, ni por el que suscribe este particular análisis del encuentro que vio ni por el máximo responsable de hacer las alineaciones de este Sevilla, del que cobra en definitiva por ello. Lo cierto es que, a día de hoy, Rakitic no parece la mejor solución para comenzar a sacar el fútbol del Sevilla desde atrás y sí cobra mucha más trascendencia mientras más cerca del área rival se halle. ¿Por qué es así? Fácil, porque el suizo internacional con Croacia tiene una tendencia extrema a asegurar el pase mientras más cerca está de su portero, siempre opta por salvaguardarse de un error fatal en la salida de todo el equipo y su solución preferida, al menos cuando se mueve por el costado izquierdo, es darles el balón a los dos centrales para que éstos vean el fútbol de cara. Eso sólo conduce a que el otro equipo se repliegue con celeridad y tenga 10 futbolistas por detrás de la pelota cuando el Sevilla comienza la fase de ataque.

En definitiva, que es imposible la capacidad para sorprender, algo que buscan todos los equipos cuando ejercen de forasteros y cuando, en teoría, parten con elementos veloces en su alineación, no con delanteros estáticos capaces de bajar la pelota de espaldas y de posibilitar que llegue una segunda oleada por detrás. Ése, con Rakitic ahí en el costado izquierdo de Iborra y casi siempre echándoles la pelota a Fazio y Cala para que éstos arrancaran, también con parsimonia, fue el argumento contumaz del Sevilla del primer periodo. El resultado, lógico, es ni un solo disparo a puerta, ni un susto a Keylor Navas y una decepción supina de quienes pensaban que este Sevilla no tendría nada que ver con el que jugaba el anterior curso lejos del Sánchez-Pizjuán.

Sí varió, insisto, en que tampoco concedió posibilidades de gol al rival, aunque en este caso también quepa el matiz de si fue por la disposición táctica o por la propia impericia de un Levante en el que Joaquín Caparrós tendrá un trabajo arduo por delante para impedir que los suyos sufran más de la cuenta para salvar la categoría allá por mayo. Pero el balance del primer periodo de los blancos se quedaría incluso por debajo del cero, con una desidia incluso difícil de entender como se pudo comprobar en diez minutos del arranque del juego en los que el Levante era capaz de sacar hasta cinco córners en una sucesión de malos despejes consecuencias de la escasa intensidad de partida de los hombres de Emery.

Después sí cambiaría algo ese guión, faltaría más, pero tampoco el Sevilla llegaba a conectar con Perotti, Vitolo, Marko Marin y Gameiro, bastante lejos de nuevo de sus compañeros de atrás. Las notas del cronista en el relato de ocasiones se limitan a una oportunidad de Sergio Pinto en un contragolpe local y una llegada peligrosa de Pedro Ríos por la derecha sin rematador final. El resto eran balones perdidos, entradas bruscas sobre todo de los locales y un fútbol difícil de explicar por parte de los blanquirrojos.

El segundo acto iba a ser diferente, aunque con un fútbol igual de pobre. Emery, tal vez por el temor a que Iborra viera la segunda tarjeta amarilla y también por el mal juego del levantino en su regreso a casa, metió ahí a Kondogbia. El francés le dio algo más de dinamismo al juego y Rakitic comenzó a caer algo más por la derecha. Al menos, el Sevilla comenzó a acercarse a balón parado y hasta pudo marcar cuando Gameiro se quedó solo tras un error de Vyntra, pero el francés remató horrible arriba.

El dominio del juego sí pasaría a corresponder a un Sevilla en el que Kondogbia se mostraba muy participativo en la salida, pero la resolución de las jugadas se quedaba en acciones tremendamente inocentes, como cuando Perotti aseguraba con un disparo con el interior del pie a las manos de Keylor Navas. Los intentos blancos se quedarían en eso hasta que llegó el error que pudo ser fatal y que sí enmendó Beto con presteza. Bueno, un punto es un punto, mejor que ninguno. Tópicos. La realidad es que la revolución de la plantilla del Sevilla no se vio por ningún lado ante el Levante.

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