Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
La final parisina Alcaraz-Sinner, el suceso deportivo del año
La celebración de eventos multitudinarios en Sevilla, como la final de la Europa League, provoca entre los sevillanos sentimientos encontrados entre quienes ven en ellos una gran oportunidad de promoción e ingresos para la ciudad, y aquellos que piensan que son el caldo de cultivo para el desordeny el vandalismo.
Sevilla espera recibir una 'invasión' de 130.000 aficionados alemanes y escoceses sin entrada para la final de la Europa League entre el Eintracht y el Rangers, miles de los cuales llegan a la ciudad sin entrada, abocados a vivir el encuentro y celebrar su victoria o lamentar su derrota en las calles de la ciudad.
El dispositivo especial para garantizar la seguridad ya está en marcha. En él participarán 5.000 efectivos y activará su fase crítica el día del partido (18 de mayo) a las 15:00 horas hasta las 21:00 horas, poniendo el foco de atención en el estadio Sánchez-Pizjuán, sede del encuentro, en las zonas donde se prevé una mayor concentración de aficionados, como las calles y plazas del centro, preparadas con un despliegue de cien urinarios portátiles, fan zone y photocalls para recibir al tsumami de hinchas de ambos clubes, una celebración que, además, ha provocado la transformación de uno de los monumentos más importantes de la ciudad como es la Plaza de España convertida en zona de atracciones durante dos días.
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