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  • Fue la figura fundamental para que muchos niños nos aficionáramos al fútbol y el único del quinteto de reyes de esta baraja que nunca salió de Brasil salvo para aprender inglés

Con Pelé nunca hubo maracanazo

Muere Pelé Muere Pelé

Muere Pelé

No quiso empañar la liturgia del Mundial y se ha muerto a punto de marcharse el año que ha conmemorado los sesenta años de la segunda vez que una selección (antes lo hizo Italia) ganó dos Mundiales seguidos. Cuando Pelé ganó el Mundial de Suecia 1958, yo tenía un año. Cuando ganó el segundo. Chile 1962, con la afrenta de su amigo Di Stéfano inédito en la selección española, ya había cumplido los cinco años. Vivíamos todavía en Galicia. La frontera del tiempo de nuestro regreso a la Mancha fue la muerte de John Fitzgerald Kennedy en noviembre de 1963. Ya estábamos en la panadería de mi abuelo, porque recuerdo el comentario apenado de una de mis tías, afanadas en la venta del pan y el taller de costura, en conversación telefónica con una amiga o un novio, eso no lo puedo precisar. O Rei Pelé ha muerto el mismo año que la reina Isabel II de Inglaterra, que presidió en el palco la final del Mundial de 1966 que su país le ganó a Alemania, la única que no ganó Brasil.

Mi hermano Blas nace el año del Mundial de Chile y Quique el año del Mundial de Inglaterra. En 1966, año en el que según las cuentas de Eduardo Galeano en su libro ‘El fútbol a sol y sombra’ se publicaron ‘Cien años de soledad’, de Grabriel García Márquez, ‘A sangre fría’, de Truman Capote, y ‘Paradiso’, de Lezama Lima. Cuando gana su último Mundial, México 1970, yo ya tengo 13 años. Conseguí que mi padre me costeara a diario la compra del As si quería saber cosas del Mundial. Pelé es uno de los maestros de mi educación sentimental. No importaba que España no jugara ese Mundial ni al siguiente.

De los cinco grandes, fue el único que no jugó en Europa. En España se prodigó muy poco. Pepe, mi panadero de la calle Feria, fue con su tío al Metropolitano y lo vio en el homenaje a Rivilla. El Santos ganó 2-4. Los goles se los marcaron a San Román en la primera parte, a Madinabeytia en la segunda. No sé si por entonces ya jugaba con el equipo colchonero Mendonça, cuyo cromo era tan inencontrable que Javier Marías, en su libro ‘Salvajes y sentimentales. Letras de fútbol’ llegó a cambiárselo a un compañero de colegio por una foto de su tía Tina.

Mbappé no ha ganado su segundo Mundial, pero le cabe el honor de sumarse a un podio muy selecto de futbolistas que han anotado goles en dos Mundiales. Cinco magníficos entre los que figuran Pelé y Vavá, Paul Breitner, Zinedine Zidane y Mbappé. Los cariocas son los únicos que marcaron en Mundiales que ganaron. Breitner marcó un gol honorífico contra Italia en la final de España 82 y Zidane se despidió con un gol frente a Italia en el Alemania 2006, su último partido con la mancha del cabezazo a Materazzi.

El mismo año han muerto la Reina de Inglaterra y O Rei de Brasil

Pelé es uno de los grandes protagonistas del libro de Galeano. En sus páginas da a entender que la muerte de Pelé es un invento. En el capítulo que titula ‘Pelé’, donde cuenta que Nigeria y Biafra hicieron una tregua en su guerra para verlo jugar, escribe el uruguayo: “quienes tuvimos la suerte de verlo jugar, hemos recibido ofrendas de rara belleza: momentos de esos tan dignos de inmortalidad que nos permiten creer que la inmortalidad existe”.

Si el fútbol fuera una religión, Pelé sería su pontífice. Tiene a todos los Santos de su lado. Se ha ido cuando agoniza el Papa emérito, el obispo alemán que vio con Bergoglio la final que Alemania ganó en Brasil después del humillante 1-7 a los anfitriones, segundo maracanazo. Con Pelé no hubo ningún maracanazo, sólo Maracaná. Ratzinger es de 1927, el año que nacieron Puskas y Kubala, en cuyos crepúsculos salió una joya que era pura samba y atardeceres de Ipanema. Sólo salió de su país para promover el fútbol en Estados Unidos y aprender inglés.

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