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Necesitado e imprevisible

  • La llegada de Abel Resino dota al Celta de más fiabilidad defensiva ante el reto de la permanencia. La dependencia de Iago Aspas, clave.

El Celta de Paco Herrera era más bonito que eficaz y su fecha de caducidad dio la bienvenida a Abel Resino, el encargado de hacer soñar a la afición con una permanencia convertida en único objetivo desde el arranque del curso. No será sencillo; en contra existen muchas deficiencias que condenaron al equipo a derrotas cuando la posesión y la elegancia son sólo meros figurantes en la pelea por los puntos.

Abel llega para cambiar cosas y lo hizo desde el primer día. Quizás el nuevo Celta sea menos esbelto en su forma de buscar la portería rival, pero la búsqueda de la eficacia comenzó a dar sus frutos desde su debut ante el Granada. Su apuesta por un 4-2-3-1 que se transforma con velocidad en un 4-3-3 hace daño a su rival y logra mermar las carencias defensivas existentes desde el inicio de la temporada. No brilla este Celta en fiabilidad; por ello sus argumentos deben dejar de apoyarse en un intercambio de golpes que suele finalizar con éxito para el equipo oponente.

Sin balón

Abel quiere mejorar el posicionamiento de sus jugadores, sobre todo cuando el repliegue era una obligación. A veces, sucede que este Celta piensa más en qué hacer cuando obtenga el balón que en la propia recuperación y ello condiciona los esquemas valientes de un conjunto diseñado para contragolpear y aprovechar los espacios.

La lesión de Hugo Mallo abrió las puertas del joven Jonny en el lateral derecho y parece que el canterano no quiere desaprovechar su oportunidad. En el lado oponente, Roberto Lago otorga fiabilidad tanto defensiva como ofensiva. Cabral es el que manda en la zaga, más allá de ciertos excesos de confianza, mientras que Demidov o Jonathan Vila suelen completar una pareja que destaca más en la salida del balón que en la inteligencia táctica.

Abel mantiene a dos medios para recuperar y dar salida al balón. Oubiña no es aquel medio centro que brillaba hace años y llamaba a las puertas de la selección, pero supo rehacerse y convertirse en una pieza fiable que facilita la transición al equipo con una inteligencia táctica meritoria. Álex López es más móvil y aparece al remate, pero no tiene grandes condiciones para la recuperación más allá de su habilidad para presionar en todas las zonas del campo.

Con balón

La velocidad marca cada intención del Celta. Abel conoce las virtudes del equipo y trata de explotarlas. Que Iago Aspas tenga espacios es la principal baza de un equipo diseñado a la medida de su delantero estrella. Augusto Fernández, Orellana y Krohn-Dehli forman una línea de ataque llena de técnica y desborde, aunque el argentino también sea capaz de ayudar a la medular y adaptarse a roles más tácticos.

Otros como Park y De Lucas dejan detalles de calidad para buscar más profundidad en ataque, al tiempo que Mario Bermejo puede desatascar encuentros posibilitando que Aspas tenga más libertad de movimientos en el ataque. Las variantes ofensivas son numerosas y todas tienen a Oubiña como el principal lanzador. Con espacios por delante, el Celta se convierte en un equipo potente y lleno de argumentos.

Lo mejor

El imprevisible Iago Aspas.

Lo peor

La debilidad defensiva.

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