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Pátina de pragmatismo

  • José González ha dotado al Granada de más aspereza y oficio para amarrar los resultados, pero las urgencias persisten en el sprint final

El Granada ha reaccionado de la mano pragmática de José González. En los once partidos con el entrenador que relevó a José Ramón Sandoval ha cosechado cuatro victorias, cuatro empates y tres derrotas. Unos registros de mitad alta de la tabla. Sin embargo, el lastre anterior lo lleva a acometer las dos últimas jornadas con una justificada angustia. Es decimosexto y tiene 36 puntos, sólo uno más que los tres inmediatos perseguidores, Rayo Vallecano, Sporting y Getafe. Y encima, con el calendario más duro, quizás, de los metidos en el fregado: hoy el Sevilla en Nervión y cierra en Los Cármenes con un Barcelona que seguramente se jugará la Liga. En Granada confían en que una victoria esta tarde ante un rival con nada en juego le valdrá para salvarse.

Desde luego, para amarrar el objetivo, los nazaríes deben mostrar más oficio que en muchos partidos del campeonato, en los que se dejaron escapar puntos de oro por encajar un gol en los últimos minutos. Ante el Espanyol, por ejemplo, les pasó en los dos partidos. Cuatro puntos que volaron por propia impericia. También en Gijón, ante un rival directo, se dejaron empatar a tres un partido que dominaban por 1-3 en el minuto 88. Imperdonable.

sin balón

El Granada ha acentuado su repliegue con respecto a José Ramón Sandoval. No tiene remilgos en tirar la línea más atrás. Los laterales, sobre todo el izquierdo con Biraghi, se han dejado ganar la espalda con demasiada facilidad a lo largo de la temporada y José González ha zanjado la cuestión reduciendo los espacios.

La piedra angular del sistema de contención es ahora Doucoure, un jugador con personalidad y un más que aceptable despliegue físico. Es el que procura el equilibrio. Ha restado protagonismo a Khrin, que ha perdido los galones que lucía con Sandoval.

con balón

Dejarse querer y entregar en mayor medida el balón al rival tiene una intención defensiva -con Sandoval, el equipo se expuso a una salida de balón al estilo del Barcelona que lo metió en más de un peligroso jardín- y también ofensiva: el Granada cuenta con piezas más que cualificadas para jugar al espacio, en pocos toques. Success o Isaac Cuenca por fuera, Rochina o Peñaranda por dentro como enganche y El Arabi o Barral arriba son jugadores que gustan de manejarse con espacios mejor que en situaciones estáticas.

Las transiciones nazaríes son ahora más directas, simplificando la elaboración y tratando de aprovechar la velocidad de sus jugadores de vanguardia.

El Arabi, el mejor goleador de largo (15 dianas), trata de corregir su tendencia a la dispersión y está cuajando una notable segunda vuelta. Su compromiso es pleno y el equipo se aferra a él.

lo mejor

José González le ha dado una pátina de pragmatismo que lo ha hecho menos colorista que con Sandoval, pero algo más eficaz. Es más difícil hincarle el diente. Arriba tiene un arsenal más que apreciable, y variado, tratándose de un equipo que quiere huir de la quema.

lo peor

Llega al sprint final muy presionado por su angustiosa situación, y aunque es algo más sólido, sus problemas de andamiaje están ahí.

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