Elche-real betis

Señales de madurez (0-2)

  • El Betis sostiene al Elche aun estando adormilado y lo somete cuando desata la chispa que anida en su banquillo y la calidad. Beñat culmina otra actuación boyante con un golazo

El Betis de Pepe Mel está recién salidito del horno, pero la cocción ha sido la adecuada y muy pronto ofrece indicios de estar en su punto. El liderato, hoy, es una anécdota, pero la seguridad que despliega en todas sus acciones habla a las claras de un equipo maduro. Los futbolistas verdiblancos saben lo que quieren y casi siempre lo consiguen. Acaban dominando los partidos y saben aprovechar las oportunidades que éste les depara. Es entonces cuando, casi siempre con Beñat en la cancha, saca la calidad que atesoran algunos de sus futbolistas y ejecutan al rival.

Era la del Martínez Valero una especie de reválida tras exámenes anteriores algo más sencillos y el Betis la superó con muy buena nota. Porque el equipo quiere y puede y es tal su seguridad que incluso puede permitirse el lujo de sestear unos minutos, ayer en el palmeral ilicitano los cuarenta y seis completos que duró la primera mitad del pleito.

El Betis quiso dejar ya en los albores del partido muy claro su ideario de intenciones, pero no iba a lograr llevarlo a la práctica en ningún momento. El equipo de Pepe Mel tiene entre ceja y ceja jugar el balón, pero cuando tiene enfrente un rival ordenado y con las ideas igualmente claras le cuesta un mundo tenerlo.

Despachó el Betis una primera parte plomiza. El Elche, sin Wakaso, exigió más a Generelo, siempre por delante de los dos medios centro, y el ex zaragocista respondió. Esa superioridad ilicitana en el mediocampo iba a asomarse a cuentagotas al área. No fueron excesivos los problemas para Goitia, pero en la otra puerta fueron inexistentes para Willy Caballero.

Hay atenuantes, que no excusas, para que se viese a ese Betis medio aburguesado más propio del pasado. Dos tienen que ver con la fatiga, la que le llega a los hombres de Mel por el calor húmedo que se apodera del palmeral levantino y, quizá, la factura o la previsión de ahorrar energías tras las consumidas en la reciente prórroga granadina.

Pero, sin duda, son más las causas futbolísticas que impiden ver a ese Betis alegre y mandón de estos compases iniciales del curso. Amén de la superioridad numérica de los hombres de Bordalás en el centro del campo, es el Elche un equipo con unas preocupaciones distintas a las del Betis. No le disgusta tener el balón, pero elige ante todo que éste ruede lejos de su portería. Sus posesiones son menores, pero por cortas más eléctricas y profundas que las de un conjunto verdiblanco en el que la conexión entre Emana y Rubén Castro no asoma en ningún momento.

Y si en alguna ocasión el balón merodea el borde del área local, en su frontal se alza uno de los mejores centrales de la categoría, Samuel, quien no deja resquicio con su contundencia y sentido de la anticipación. Además, el líder de la zaga franjiverde evita los voleones que Willy y Pelegrín no tienen reparos en evitar en cuanto ven a un jugador del Betis en sus cercanías.

La zaga se adelanta. Samuel y los laterales son rápidos y los hombres de Mel fracasan en sus intentos de desborde, casi nunca enfocados a las espaldas de los laterales Vasco Fernandes y Edu Albácar, quienes no sufren acometida alguna de Caffa ni de Momo, que empiezan al revés que en los últimos partidos y que acaban relevándose de banda cada dos por tres. Ni por ésas.

Porque, además, sin agobiar nada de nada, el Elche sí llegó con peligro de forma esporádica a los dominios de Goitia. Un libre directo de Edu Albácar que despejó el portero, una cabezazo de Linares abajo que también detuvo y una disparo lejano de Kike Mateos a la escuadra derecha sellaron la superioridad del Elche ante un Betis al que le faltaron desborde y, principalmente, una circulación más rápida del balón.

Pero al igual que ocurriese en la mayoría de los partidos disputados hasta la fecha, la mutación llegaría tras el descanso. El Elche tampoco es que hubiera exigido mucho a los hombres de Mel y luego fue el propio Betis el que se exigió a sí mismo. Su entrenador volvió a manejar los recursos y el banquillo con maestría y tocó esa tecla mágica que obedece por Beñat y que no deja a nadie indiferente cuando asoma a los partidos.

Dejó un balón con el pecho a Emana para la mejor ocasión bética, un zurdazo del camerunés que se le fue alto. Se adueñó de la parcela ancha, equilibró el equipo y el Elche se difuminó. Sólo un tímido cabezazo de Linares y los mil balones colgados por la zurda de Edu Albácar inquietaron a Goitia. El Betis, empero, gozaba de una tras otra llegada al contraataque. Marcó en una de Rubén Castro y debió hacerlo en otras dos o tres. Ocurrió, claro, que Beñat quiso dejar él la rúbrica y lo hizo con un golazo de libre directo por la escuadra. ¡Qué futbolista este Beñat!

- Ficha técnica:

0 - Elche: Willy, Vasco Fenandes, Samuel, Pelegrín, Edu Albacar, Xumetra (Santos, m.67), Acciari, Mantecón, Kike Mateo, Generelo (Bodipo, m.56) y Linares (Perera, m.83).

2 - Betis: Goitia, Miguel Lopes, Belenguer, Dorado, Nacho, Caffa (Cañas, m.80), Iriney, Salva Sevilla (Israel, m.76), Momo (Beñat, m.51), Emaná y Rubén Castro.

Goles: 0-1, m.55: Rubén Castro. 0-2, m.89: Beñat.

Árbitro: Amoedo Chás (Comité gallego). Amonestó a los locales Edu Albacar, Linares, Mantecón y Acciari y a los visitantes Iriney, Salva Sevilla e Israel y al entrenador Pepe Mel. Expulsó, por doble amonestación, a Nacho, del Betis, en el minuto 85.

Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada de liga, disputado en el estadio Martínez Valero, de Elche, ante 7.274 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones. Se guardó un minuto de silencio por la muerte de Jordi Pitarque, jugador del Reus.

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