Liga de campeones · Juventus-sevilla

Un Sevilla en blanco y negro (2-0)

  • Monólogo de la Juventus para superar con relativa comodidad a un rival sin físico ni recursos ante el plácido dominio 'bianconero'.

No dio mala imagen el Sevilla en Turín. Dio la que tiene ahora mismo. Justita. Un equipo ordenado pero lastrado por las bajas y reo de un momento poco dado a la poesía. Volvió al Juventus Stadium, allí donde ganó su tercera Europa League hace 16 meses. Y este Sevilla en poco difirió de aquel en cuanto a sus posibilidades reales: todo, o casi, pasaba por aguantar el resultado inicial.

A decir verdad, el dominio de la Juventus recordó al gran equipo de Lippi en los 90 en el sentido de que no concedió lo más mínimo y, sin grandes alarges, tuvo paciencia para aprovechar su ocasión e impedir que el Sevilla soñara siquiera con algo más que un resultado digno. Para colmo, el Manchester City remontó en Alemania ganando con un gol de penalti a punto de terminar (el Mönchengladbach falló otro en el primer tiempo) apretando más si cabe las posibilidades de éxito de este Sevilla.

Emery pone sobre el campo lo que tiene con un once bastante similar al del sábado ante el Rayo con la novedad de Konoplyanka, muy flojito en defensa y atascado como el resto con el balón. No guarda nada el vasco con Gameiro arriba, si bien dispone a Krohn-Dehli en la izquierda para ayudar a tapar a Cuadrado, muchísimo más inquietante que Evra, aunque el ucraniano tampoco aprovechó con Coke ni Tremoulinas con el danés la disposición de laterales largos de Allegri.

Salió el Sevilla algo acomplejado pero en apenas un cuarto de hora logró ir minando el alto ritmo juventino, que tenía a los sevillanos desorientados, hasta que Krychowiak y N'Zonzi acaban adueñándose de su parcela sin que el Sevilla tenga mayores amenazas que un tiro lejano con una rosca fantástica de Dybala.

Pero con el descanso asomando Cuadrado y Barzagli aprovechan que en ese momento va por su lado Konoplyanka, muy contemplativo en la presión, y el central saca un centro muy cómodo que Morata consigue cazar adelantándose a Andreolli y Krychowiak a pesar de que el balón venía casi a cámara lenta. El punta convirtió una nada en un remate casi imposible para Sergio Rico y al Sevilla se le hizo de noche en Turín.

El segundo tiempo fue, en realidad, una prolongación de impotencia muy poco gratificante. Cierto que el Sevilla se mantuvo en el partido, pero también lo es que Rico evitó que Dybala lo cerrase  en el minuto 50 y que los cambios del Sevilla no cambiaron nada. Immobile, abucheado con fuerza, debutó en la Serie A con la Juventus pero triunfó con el Torino, pecado mortal allí; Iborra, como el italiano, no olió el balón; y Juan Muñoz debutó para la galería... o para su inquietante renovación.

El caso es que el Sevilla consumió los minutos sin inquietar lo más mínimo, con un solo tiro a puerta, lejano y blando, de Konoplyanka en el 45 y con la sensación de que el rival y el momento se le escapaban. Que Zaza anotara agonizando el partido en una contra algo afortunada no fue más que la evidencia de una superioridad blanca y negra que no quedaba tan a las claras con el 1-0, si bien la marcha del Sevilla en el torneo sigue en su sitio y el doble duelo con el Manchester City irá mostrando si la posibilidad es factible o un bello sueño.

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