El Sevilla se estrena sin alharacas

Empate sin goles en Málaga tras apenas veinte minutos de nivel y un centro del campo lastrado primero por la posición de Krychowiak en defensa y después por la expulsión de N'Zonzi.

Foto: Jorge Zapata (Efe)
Foto: Jorge Zapata (Efe)
Jesús Ollero

Málaga, 21 de agosto 2015 - 20:00

Ni fu, ni fa. Más ofú que otra cosa, si acaso. El Sevilla sacó un punto de Málaga con un debut liguero gris que torció algo el gesto a la ilusionada afición sevillista. Veinte minutos buenos y se acabó. Y enfrente un equipo con unas carencias tan evidentes que convierten el 0-0 final en poquita cosa. Se empeñó Emery con Krychowiak de central, como en la Supercopa europea, y volvió a no funcionar. Lastra demasiado la estructura del equipo prescindir del polaco en su puesto y, para colmo, N'Zonzi vio dos amarillas, el Sevilla acabó sin un jugador que pudiera mover al equipo y hasta pareció centrarse más en mantener a Beto a cero.

Todo, encima, pudo acabar peor si Álvarez Izquierdo concede gol en una acción de Charles de dudoso fuera de juego, pero no fue así y tampoco un error espantoso de Marcelo lo aprevechó el delantero local con el descuento agonizando.

El Málaga, muy agresivo (demasiado) y mucho más intenso que el Sevilla, se impuso casi siempre en el centro del campo por dos motivos bien simples: porque lo buscó y porque el Sevilla no tenía quien lo evitara. Corrijo: lo tenía, pero en otro sitio. Krychowiak anda parcheando la defensa y el equipo de Emery pierde más en el centro del campo que lo poco que gana en defensa, una defensa por cierto aculada a más no poder y con serio riesgo en el primer tiempo de asentarse en el área pequeña. El polaco no tiene seguridad al tirar la raya, tiene una lógica tendencia a tapar agujeros y no a guardar la posición y, lo más importante, imprime una intensidad defensiva en el centro del campo que ningún jugador de la plantilla de Emery es capaz de imponer.

Con eso y con todo, los primeros veinte minutos sevillistas fueron prometedores. Calidad, movimientos rápidos y algunas llegadas clarísimas, en particular dos de Gameiro que subrayaron, muy a su pesar, el boquete que ahora mismo mantiene el Sevilla desde que su centravanti Bacca se fue al Milan. Un gran centro de Reyes lo mandó fuera el francés totalmente solo en el primer palo (área pequeña). Era el minuto 16 y dos después Vitolo rompía la defensa local con un pase suave y preciso que Gameiro, encarando a Kameni, mandó a las nubes tras un bote extraño en el pésimo césped de La Rosaleda.

Ahí se disipó el Sevilla, que empezó a conceder metros, a olvidarse del balón y a defender muy, muy, atrás. El Málaga supo ver que por el lado de Krychowiak el Sevilla sufría y cargó por ahí, al contrario que su rival, que apenas se prodigaba por donde Boka invitaba a progresar. Cop tuvo una buenísima opción que sacó Beto con los pies y, en verdad, daba más sensación de peligro el Málaga que opciones reales de marcar.

La segunda parte mostró a un Sevilla mejor colocado, o al menos concediendo algo menos de espacio en el centro del campo. Iborra no iba tan arriba y eso lo notó muchísimo Horta, que ya no jugaba tan cómodo. Pero las llegadas del Sevilla se limitaron a una pared excelente entre Vitolo y Coke con disparo del canario que desvió Kameni. Tuvo mucho más trabajo Beto, y no digamos un Álvarez Izquierdo que expulsó a N'Zonzi por una chiquillada y por cortar un contragolpe y convirtió en amarilla la mayoría de las faltas sevillistas.

Emery, con el Sevilla en inferioridad, cambió su idea y devolvió a Krychowiak al centro. Coke pasó a ser la pareja de Rami y la sola presencia del polaco transmitía otra cosa. Llegar no llegaba el Sevilla, a pesar del buen juego de espaldas de Immobile, pero concedía poco. Konoplyanka apenas apareció y las salidas de Reyes y Banega dejaron al Sevilla sin nadie que retuviera la pelota y la jugara con peligro.

Las circunstancias eran las que eran y ser cabezota puede permitírselo quien ha conseguido convencer hasta el último de sus detractores, que los había a miles en el Pizjuán.

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