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Solución urgente o disolución

  • Caixabank podría recuperar la propiedad por incumplimiento de contrato de Jefferson Capital y se da de plazo hasta el 15 de julio para que aparezca un inversor público o privado.

El Club Baloncesto Sevilla entrará en liquidación si no aparece un comprador de forma inmediata. Caixabank, que podría recuperar la propiedad tras el fiasco del Fondo Jefferson Capital, busca un inversor, privado o público, que se haga cargo de la gestión del club para evitar su desaparición.

Una vez resuelta la permanencia del CB Sevilla en la Liga Endesa al derrotar al Gipuzkoa Básket en San Sebastián el pasado domingo, llega el momento de afrontar otras cuestiones de muy hondo calado. El porvenir del club en entredicho tras cumplir a comienzos de este mes su vigésimo octavo cumpleaños desde que naciera en 1987.

Si la situación deportiva ha sido ciertamente peliaguda durante la presente campaña, que concluirá este domingo en San Pablo contra el FIATC Joventut, peores aún son los nubarrones que se ciernen sobre el futuro salvo que haya una solución de emergencia en menos de dos meses.

Caixabank, propietario de la sociedad deportiva desde 2012, cuando absorbió Banca Cívica, siempre lanzó el mensaje de que entre sus planes de negocio no estaba contar con un club de baloncesto. Aun así, asumió la responsabilidad durante dos campañas (12-13 y 13-14) antes de venderle sus acciones el pasado mes de junio al grupo inversor estadounidense Jefferson Capital Funding, la única oferta firme y con una estrategia de viabilidad que le fue presentada a la entidad financiera, puesto que las demás tenían la intención de poner a la venta el equipo.

Dado que este grupo no ha generado en modo alguno los ingresos que había planificado y que no ha aportado las cantidades estipuladas en el contrato de compraventa, Caixabank puede recuperar las acciones que posee el grupo presidido por Jeffrey Meythaler -quien colocó como director general y deportivo a José Luis Galilea- entre el 30 de junio y el 15 de julio por incumplimiento de contrato y traspasarlas inmediatamente a un nuevo dueño.

La entidad financiera no está interesada, como nunca lo estuvo, en volver a contar con un equipo de élite en el baloncesto nacional y sí en continuar con la esponsorización deportiva, como ocurre con la Copa del Rey o la selección española, y con proyectos de interés cultural como el Caixafórum, que se ubicará en en el edificio Podio al pie de la Torre Pelli. Si no encontrara en poco más de mes y medio otro inversor que presente una hoja de ruta seria y ofrezca un mínimo de dinero al año que oscile entre 1,5 y 2 millones de euros, a lo que habría que añadir 1,3 que aportaría Caixabank como patrocinador el 1 de enero de 2016, el club entraría en causa de disolución a mediados de julio.

Ni Meythaler, quien lleva fuera de la ciudad desde finales de 2014, ni Galilea, ni los expertos de marketing que llegaron el pasado verano a San Pablo han conseguido atraer dinero a este proyecto y, de hecho, deportivamente empeoraron el equipo, que pasó de clasificarse para la fase por el título hace justo un año, mientras que hoy celebra que ha salvado la categoría en la penúltima jornada. Es más, el banco no sólo aportó una suculenta cantidad económica para esta campaña 14-15, cerca de 2.500.000 euros, sino que tuvo que añadir el pasado febrero casi dos millones más para la viabilidad del club y que pudiera terminar el curso sin deudas.

Amén de esta partida de alrededor de 4.500.000 euros, el gasto para la entidad financiera ha sido de 4.600.000 euros en 2012 y 3.600.000 en 2013 para un total de 8.200.000, cantidad que sumada a lo invertido en esta temporada supera los 12 millones y medio de euros.

Asimismo, la entidad financiera, además de abandonar la gestión del club desde el pasado verano, renunció incluso a utilizar el patrocinio de la camiseta durante el presente ejercicio para que otro patrocinador disfrutara de esa visibilidad, sin que los gestores lograran sacar beneficio alguno a dicho espacio. En definitiva, el CB Sevilla ha sido un erial sin ningún impulso económico, a excepción hecha de las inyecciones monetarias del anterior dueño.

Por otro lado, hace ya algunas semanas se pusieron en contacto con Caixabank los propietarios del Autocid Burgos, equipo que ha logrado el ascenso a la Liga Endesa las tres últimas campañas, aunque se ha mantenido en la Adecco Oro al no poder cumplir las duras condiciones económicas de la ACB para subir. El objetivo era la cesión de la plaza del club sevillano, una operación mucho menos gravosa que pagar el canon que exige la Liga a los clubes que nunca han militado en la élite. Esta opción, sin embargo, no ha sido contemplada como viable por parte de la entidad financiera.

El dinero (1,3 millones de euros) presupuestado para la próxima campaña por el banco para el nuevo inversor que se hiciera con las acciones a partir del 30 de junio tendría un uso distinto en caso de que no se encontrara ningún propietario. Ese otro escenario sería más pernicioso para el club: la disolución.

Este proceso debería corresponder a Jefferson Capital Funding, el aún dueño de la sociedad deportiva. Sin embargo, Caixabank entiende que esta liquidación se haría por parte del fondo de inversión estadounidense de manera traumática y sin las garantías necesarias para los empleados del club, por lo que el banco está dispuesto a asumir el coste de la disolución para que se cumplan todos los derechos de los trabajadores del CB Sevilla.

Desde luego, sería pertinente y necesario que en esta situación de máxima gravedad y extrema urgencia entraran en juego las administraciones públicas. El Caja San Fernando nació al abrigo de dicha entidad financiera y de la Diputación de Sevilla. Es la hora de que el Ayuntamiento, la Diputación o la Junta busquen alguna vía para que el baloncesto de élite no muera en nuestra ciudad.

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