Los datos

Tocar hasta bostezar

  • El juego asociativo de España en el medio del campo llega a desesperar por la falta de profundidad · Los de Del Bosque dominaron la posesión (66%), pero sin remate

A Croacia, que disputó su primer partido internacional en 1990 tras independizarse de Yugoslavia, se le colocó la etiqueta de matagigantes después de ser capaz de tumbar a selecciones, a priori, superiores en los grandes torneos. La selección balcánica ha derrotado dos veces a Alemania en fases finales (Mundial de 1998 y Eurocopa de 2008), una a Italia (Mundial de 2002) y dejó a Inglaterra sin Eurocopa 2008, después de derrotarle en las eliminatoria previa.

Le quedaba a la selección croata tumbar a España en un partido oficial. Ayer no lo consiguió, aunque estuvo a punto. De no ser por un espectacular Casillas en el remate a bocajarro de Rakitic de cabeza, los de Slaven Bilic podían haber dejado en la cuneta a una España muy lejos de su nivel habitual, que dominó la posesión de balón como es costumbre (34% frente a 66%, 32%-68% al descanso), pero que adoleció de falta de profundidad, de remate y de maldad.

No obstante, los precedentes no eran del todo favorables para los españoles. En el primer partido disputado entre ambos conjuntos Croacia fue capaz de vencer a España. Fue en Valencia, el 23 de marzo de 1994, con goles de Robert Prosinecki y Davor Suker (0-2).

España se tomó la venganza el día de inauguración del Estadio de la Cartuja de Sevilla, ya con José Antonio Camacho como seleccionador. La Roja, no obstante, tuvo que remontar otro gol del ex sevillista Suker, a los 9 minutos, para llevarse el partido el 5 de mayo de 1999. España respondió con tantos de Engonga, Hierro y Dani.

Luego llegaría el único empate (0-0) en Split en junio de 2000. En el último amistosos disputado entre ambos se dio el segundo triunfo español. Fue en Ginebra el 7 de junio de 2006 (2-1). Dos fueron de los titulares ayer fueron los protagonistas de aquel partido. Pletikosa le detuvo un penalti a Fernando Torres, pero el delantero se sacó la espina anotando el gol definitivo en el tiempo de descuento. Antes habían marcado Pablo, en propia puerta, y Pernía.

Pero eso es pasado, como el partido de anoche en el Arena Gdansk. Allí, España jugó con fuego e hizo recordar a más de un español desastres internacionales de peores tiempos.

Una alineación plagada de jugones siempre asegura el esférico, pero en el caso de la selección no garantiza ni el gol ni el disparo. Ante Croacia, de mayor entidad que Irlanda, disparó a puerta en siete ocasiones, dato muy lejano al de los 20 que realizó ante la citada Eire. Y de los siete, cuatro fueron casi inofensivos en la primera mitad. Tras el descanso, Jesús Navas ejecutó dos, el segundo fue el gol, y Cesc uno. Muy poco bagaje para aspirar a lo máximo.

Si en ataque España estuvo más que espesa (Xavi e Iniesta perdieron 8 balones cada uno), en defensa tampoco estuvo para tirar cohetes. Las 15 faltas cometidas, por las 17 de Croacia, no hicieron sino evidenciar el estado de desconcentración, nerviosismo, tensión, como se le quiera llamar, de los jugadores españoles. Piqué fue el mejor de los ejemplos. Fallón en la entrega, mal colocado en muchas ocasiones... Tuvo en su amigo Sergio Ramos su mejor aliado, y en Casillas al eterno salvador.

En la recta final del encuentro, el pueblo español suspiró de alivio con el gol de Jesús Navas para cerrar otro 1-0, el undécimo desde que Vicente del Bosque se hizo con el cargo de seleccionador sustituyendo a Luis Aragonés.

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