Llegó a la capital hispalense siendo el hijo Wonny Geuer, sevillana y campeona de Europa con España en el Europeo de Perugia 1993, y tras una temporada jugando en el Cajasol cedido se va, quizá para volver, con nombre propio: Willy Hernangómez. El joven pívot madrileño (27-05-1994) deja de ser hoy, 30 de junio, jugador del Cajasol y vuelve al abrigo de la gran casa blanca tal vez para quedarse, dado el extraordinario rendimiento que Aíto García Reneses y sus ayudantes han sacado de él este curso, o para emprender una nueva aventura con el objetivo de seguir mejorando y disfrutando de minutos. "En ese caso, Sevilla sería una de las prioridades", dice. Sea donde sea, el futuro está en sus manos. Con la cabeza bien amueblada y unas ganas de pegarse bajo los aros con quien sea, puede que uno de los premios a su buen trabajo este año le llegue mañana con la invitación de Juan Antonio Orenga a formar parte de la selección absoluta en el periodo de preparación antes del Mundial.

-¿Cómo resumiría la temporada recién finalizada?

-Ha sido muy, muy buena, en lo individual y en lo colectivo. Todos fuimos de menos a más y como equipo era imposible estar más unido. Ha sido una de las claves del éxito. En lo individual, no pensaba que fuese a ser así de bueno mi primer año en la ACB.

-¿Qué nota se pone usted y al equipo?

-Bueno, creo que siempre se puede mejorar. Una nota muy alta sería de inconformista. Al equipo le doy un 8,5. A mí un 6. Ha sido mi primer año y tengo mucho que aprender aún.

-Para lo que ha mejorado desde agosto pasado hasta ahora quizá es una nota baja, ¿no?

-Cuando llegué en verano venía de una temporada jugando muy poco y me costó adaptarme al principio. Ahora, mirando atrás, creo que hay una diferencia tremenda entre el Willy Hernangómez que llegó y el que se va.

-¿Esto es un adiós o un hasta luego?

-Estoy muy contento aquí y no quiero cortar mi progresión. Estar un año parado es muy complicado, sobre todo si eres un joven que está empezando y lo que necesitas son minutos. Pero soy jugador del Real Madrid y ellos mandan sobre mí, aunque sé que buscarán lo mejor para mi futuro. Si es con ellos será un orgullo porque es el equipo de toda mi vida. Si he de salir cedido, habrá que mirar las opciones, pero el Cajasol será siempre una de las prioridades. Es un buen sitio. Depende también de cómo siga la próxima temporada en cuanto a estructura y bloque.

-¿Qué me dice de Jefferson Capital Funding?

-Sé poco o nada. Nos enteramos de la venta la misma mañana que se anunció. El presidente Fernando Moral nos llamó y fue quien nos lo explicó todo.

-¿Y de Aíto García Reneses?

-Fue la razón por la que vine. Aunque suene repetitivo, es el mejor entrenador para los jóvenes. Ha sido tremendo entrenarme con él cada día este año.

-¿Con tanto alley-oop en el último minuto del último partido contra el Valencia se lo haríais pasar mal?

-Somos jóvenes y nos gusta un juego alegre, divertido... Ese partido en Valencia fue un reflejo de lo que eran los entrenamientos, pero para ser un partido tan tenso y con tanto en juego las verdad es que no sé cómo nos salió eso.

-Sin duda fue uno de los momentos de la temporada. ¿Con cuál se queda usted?

-Quizá con la explosión de júbilo con el triunfo sobre la bocina ante el Joventut que certificaba la clasificación para el play off. Fue un momento mágico de comunión con la grada.

-A mediados de temporada dijeron en medios de Madrid que Florentino Pérez lo llamó para decirle que la próxima Liga jugaría en el Madrid.

-Cuando jugamos en el Palacio de los Deportes de la Comunidad él acercó al vestuario y hablamos un rato. Me preguntó por cómo estaba en Sevilla y la temporada. Es una persona muy cercana, que le gusta interesarse por los jugadores. Me dijo que metí los tiros libres en el partido y que el año pasado cuando salía unos minutos no metía ninguno, pero nada más.

-¿Qué le dicen sus padres?

-Están muy contentos por cómo ha ido esta cesión y mi evolución.

-¿Tiene la sensación de que llegó a Sevilla siendo el hijo de Wonny Geuer y se va como Willy Hernangómez?

-Siempre seré el hijo de Wonny y estoy orgulloso de ello. He intentado trabajar y demostrar que mis padres tienen su carrera y yo la mía propia. No quiero que me conozcan por ser el hijo de, sino por lo que yo hago en la pista, pero me queda mucho para igualar si quiera lo que ella hizo.

-¿Quién le ha sorprendido más este año de la plantilla?

-Satoransky me ha impresionando. Es una bestia. Pero también Porzingis. Cuando llegué recuerdo de él su timidez, sobre todo. Era un chico alto, espigado, delgadito... Físicamente, ahora aguanta más los contactos y ha dado un paso adelante enorme.

-Después de pegarse todo el año con los Savane, Doblas, Lishchuk en la ACB, en la sub 20 lo echará de menos este verano.

-He trabajado duro y me vendrá bien haberme pegado con los mejores pívots de la Liga para ser mejor. Savane o Doblas, pívots fuertes, me felicitaron después de los partidos porque decían que a otros pívots jóvenes les daba miedo pegarse bajo los aros. A mí me encanta. Me divierto. Si no me pego, no me gusta. Gracias a eso tengo una buena relación con ellos y siento que he aprendido más.

-¿Cuál es el objetivo para el Europeo sub 20?

-Éste es el último año en categorías inferiores de esta generación. No voy al torneo (en Creta, del 8 al 20 de julio) para quedar cuarto o quinto. Voy para traerme una medalla.

-¿Se siente un líder de esa selección?

-No, qué va. Me siento un jugador comprometido con el equipo, como el resto, y haré lo que el técnico (Jaume Ponsarnau) me pida.

-¿En qué siente que ha mejorado este año?

-En defensa. Antes, me quedaba atento en la zona con el objetivo de taponar, pero al máximo nivel si no mides 2,20 metros eso no sirve y ahora defiendo algo mejor el pick and roll, he aprendido a estar atento a las líneas de pase, intenso... En ataque, he mejorado en la colocación, asistir, jugar al poste bajo... Este año me he hecho un jugador más completo.