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A por la ansiada continuidad

  • Fazio, tras otro partido brillante a domicilio, desoye el runrún a su alrededor y pide más protagonismo con humildad · "Este grupo confía a muerte en el técnico", dice sobre Marcelino

Es común a la mayoría de las aficiones futboleras colgarle un sambenito a un jugador para convertirlo en objeto de la ira cuando las cosas van mal. La figura del chivo expiatorio, la cabeza de turco. Al fin y al cabo, el fútbol es reflejo de la sociedad. Últimamente en el Sevilla le ha tocado este rol a Fazio, un futbolista que tiene que escuchar un constante runrún a su alrededor cuando juega en Nervión, pero que a domicilio rinde a una elevada altura hasta el punto de levantar admiración por donde va. Pasó en Pamplona, el Camp Nou y La Romareda, donde deslumbró con su capacidad para mandar en el área y fuera de ella. A Fazio le pasa como al Sevilla: juega más tranquilo fuera y sigue echando en falta continuidad, lo que pide Marcelino.

"Dentro de casa estamos obligados a ganar y la desesperación te lleva a no hacer las cosas del todo bien y fuera sí tenemos esa tranquilidad y podemos manejar el ritmo del partido de otra manera", reconoce Fazio en el largo viaje de vuelta desde Zaragoza, en la comodidad del AVE. El argentino se felicitó por el triunfo del Sevilla, pese a que la imagen de la segunda parte fuera muy mejorable. Él da su explicación: "Hicimos un gran primer tiempo en el que manejamos el partido, y en el segundo el rival salió a ganar y no tuvimos tanto la pelota; había que estar juntos y muy unidos, haciéndonos fuertes de atrás para delante".

Esa unión derivó en euforia sobre el césped cuando pitó Pérez Lasa. El equipo se hizo una piña: "Nos alegramos después de haber estado juntos y hablándonos todo el partido. Llevábamos cinco partidos sin ganar, fue la primera victoria fuera y era muy importante. Cuando no puedes tener la pelota, hay que estar juntos, hacerse fuertes y no dejarle espacios al rival. No es meterse atrás, sino estar replegado. Y eso lo hicimos bien, sólo hicieron algún tiro desde fuera del área. Terminamos muy contentos con eso", se explica.

Evidentemente, la perspectiva del profesional es distinta a la del aficionado. Con todo, el nuevo sistema, 4-3-3 ó 4-1-4-1, según cada quien, dio sus frutos. "Fue para tener más precisión dentro del campo y más dominio del partido, teniendo más tiempo el balón con los tres medios, con Trocho e Ivan (Rakitic) juntos. Pudimos conseguir eso en el primer tiempo y por suerte se dio bien".

En casa la afición reclama mucha más llegada, esa continuidad que pide Marcelino. ¿Hay más presión en Nervión que fuera? "No, no, presión no porque la grada del Pizjuán siempre nos anima un montón, y siempre tira para delante en todos los partidos. Jugamos con la grada, y no es que nos sintamos más cómodos fuera. Se dieron los resultados así y en casa en realidad logramos más puntos que de visitante (13 por 8)".

Zaragoza pudo ser un punto de inflexión tras cinco jornadas sin ganar. Marcelino es el único técnico de la Liga, incluidos Mourinho y Guardiola, que aún no ha perdido fuera de casa, pero se discute su juego. Fazio rechaza que la plantilla llegara a malinterpretar los mensajes del técnico. "No, no, para nada. Desde el primer día nos inculcó su forma de jugar y este grupo confía a muerte en ella. A principios de temporada se lograron muchos puntos y entonces se decía que el equipo respondía perfectamente a lo que pedía el técnico, se veía muy bien. Los resultados mandan. Pero sí nos sentimos mucho más juntos y unidos en el campo".

En La Romareda se estrenó como central en la izquierda junto a Spahic. Una pareja inédita que rindió a un gran nivel. "La mayoría de los partidos he jugado por la derecha. Cuando llegué al Sevilla jugué siempre en la izquierda, con Mosquera o con Boulahrouz. También el año pasado, cuando me tocó con Alexis o Sergio Sánchez; me siento cómodo ahí", reconoce Fazio, que quita hierro a los murmullos de Nervión, donde únicamente fue titular ante el Athletic. Aquel día pasó en apenas un rato de escuchar aplausos a pitos. "Nos pusimos en desventaja y se dio la situación esa. Fue un poco la desesperación del público, no creo que fuera conmigo, pero tampoco le doy mucha importancia a eso, me dedico a jugar". Con todo, reconoce que a veces ciertos sectores han sido injustos con él: "Sí, bueno, pero no quiero darle importancia a esto, quiero hacer las cosas bien dentro del campo, con los compañeros. No le doy mucha importancia". ¿Y llegará el día en que salga ovacionado del Sánchez-Pizjuán? "Tampoco es imprescindible que sea así. Yo pienso en el equipo, el objetivo es quedar arriba, en los puestos de Europa y tenemos que pensar sólo en eso".

Fazio habla con relajo, casi no quieriendo decir lo que dice, entre tímido y humilde. Empiezan a sonar ofertas, pero él sigue a lo suyo. "Siempre se va a dar el caso de que haya ofertas y se verá si alguien quiere ir de verdad o no. Por ahora sólo pretendo seguir acá y tratar de seguir jugando. Quiero tener esa continuidad que nunca pude tener. Los jugadores nunca se enteran de nada, es cosa de representantes y clubes, yo sólo me dedico a entrenar y a pensar en los partidos". Parece que lleva toda la vida en el Sevilla, pero sólo tiene 24 años. Y está a gusto. "Me siento muy cómodo en el equipo, en la ciudad, tengo toda la familia acá. Después de conocer varias ciudades, no cambiaría Sevilla por ninguna de ellas".

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