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El rol de aprendizaje que debe aceptar el nuevo punta

  • La salida de Aspas obedece en parte al interés de Emery de tener un jugador ilusionado por crecer

La salida de Iago Aspas al club en el que se formó, el Celta, deja un hueco en la delantera que el Sevilla, y sobre todo Unai Emery, quiere cubrir con un perfil de delantero muy específico. El gallego llegó el pasado verano a cambio de 6 millones de euros tras no triunfar en el Liverpool, pero con la idea de recuperar en el Sevilla ese nivel que lo llevó a subir en el mercado. Pero en el Sevilla la voracidad de Carlos Bacca lo devolvió a la realidad, junto con la idea de Emery de jugar todos los partidos -a diferencia de la temporada anterior- con un solo delantero y la presencia también de un gran Gameiro en la plantilla.

Aspas escenificó su enfado con su entrenador en varios partidos, ello fue demasiado evidente de cara a los medios de comunicación y una segunda temporada en esa tesitura podría acarrear problemas al entrenador en la gestión del grupo. Así, el Sevilla busca un hombre para ese puesto con hambre, es decir, que venga a competir, pero también con un componente de crecimiento, de aprendizaje... asumido en el rol. El perfil de Santi Mina encaja por su juventud, por el club del que procede y porque llegaría con mucha ilusión, nada que ver con la viciada actitud que protagonizaría Aspas en su segundo año sabiendo ya que a Emery le cuesta creer en él. En Vigo no ven claro que el Celta dé su brazo a torcer por mucho menos de su cláusula, pero Jorge Mendes puede facilitar la operación.

De parecido perfil aunque de otras características, tampoco habría que descartar a Diego Rolán o al espanyolista Lucas Vázquez, que aportaría a balón parado.

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