Betis Baloncesto: Una deuda que ha de cobrarse en Sevilla

El conjunto verdiblanco llegó en un gran momento a la Final Four aun sufriendo en el 'play off' y creciéndose desde la unión cuando todo se complicaba

El futuro del club está en manos de que Pedro Fernández, con o sin ayudas institucionales, mantenga la ambición en el proyecto que siempre pregonó

Jugadores y técnicos del Betis Baloncesto celebran el éxito en la Final Four.
Jugadores y técnicos del Betis Baloncesto celebran el éxito en la Final Four. / Betis Baloncesto

Sin los mejores pívots de la liga; ni siquiera con las mejores bases de la categoría; con jugadores rindiendo por debajo del nivel esperado gran parte del curso; con muchas lesiones y hasta un entrenador cuestionado por momentos el Betis Baloncesto ascendió a la ACB, regresó a su hábitat natural y, pese, a todo, fue con todo el merecimiento. Nadie puede quitarle ni un ápice de mérito a lo hecho por el conjunto verdiblanco, porque su trío de interiores frenaron en la Final Four a Kravic y Nwogbo; porque Renfroe que nunca se escondió y Cvetkovic acertó cuando tocaba; porque pese a la mala temporada Jelinek y Radoncic no se borraron y aparecieron al final; porque los teóricos secundarios respondieron a las lesiones: y porque Gonzalo García de Vitoria ha hecho de un grupo de jugadores un equipo con la palabra compromiso grabada a fuego.

El técnico se cobró la que le debía el baloncesto. Con intereses. Hace una década las exigencias económicas de la ACB le rebotaron un histórico ascenso con el Ourense y la próxima campaña podrá cumplir el sueño de dirigir en la Liga Endesa tras 20 años en la LEB Oro y la Primera FEB. Poco tiene que demostrar y el bilbaíno todavía era cuestionado pese a jugar sin un cinco anotador, con continuas bajas por lesiones -peleó por quedarse a Tunde cuando finalizaba su contrato temporal- y con una filosofía clara: los buenos, en pista. Los roles están para algo y en los momentos clave los que por contrato cobran más tienen que demostrar por qué. Y lo hicieron en Madrid. En la Caja Mágica Hughes dinamitó la semifinal con Estudiantes y Benite tiró de galones en la final contra Fuenlabrada. Pero el camino hasta ahí fue largo. Con piedras incluso. Pero el trabajo de gente de club, como Curro Ramos, alma en verdiblanco que metrece un verano tranquilo de una vez y que las ha pasado ya de todos lo colores en su carrera, y el compromiso "resiliente", según dijo el técnico tras el ascenso, del grupo permitió alcanzar un final feliz.

Gonzalo García de Vitoria festeja el triunfo ante el Fuenlabrada y la consecución del ascenso.
Gonzalo García de Vitoria festeja el triunfo ante el Fuenlabrada y la consecución del ascenso. / DEB

En verano Pedro Fernández, dueño y presidente, no puso las cosas fáciles con un discurso grandilocuente que no ayudó precisamente. Tampoco durante la campaña. Se fueron jugadores y el grupo no se resintió ni cuando las derrotas alejaban el objetivo del ascenso directo. Había un plan... San Pablo fue un fortín del que sólo volaron dos derrotas en 20 partidos. Una ante el temido Obradoiro la que Palencia sacó del camino y otra ante un Cartagena que llevó al límite al Betis en los play off. Antes Renfroe se puso la capa de superhéroe para ganar el partido contra el Ourense, Benite y Hughes se marcaron partidazos y Kasibabu llevó a la prórroga el primer partido de la serie contra Cartagena, que acabaría cayendo del lado bético, anotando dos tiros libres cuando ha acabado la temporada con un 60% desde la linea del 4,60. Lo dicho, había un plan.

Incluso acabar cuarto en la fase regular parecía que estaba en el guión. Esa falta sobre la bocina a Granger en el partido de la segunda vuelta en San Pablo para igualar el average, evitar el temido cruce con Obradoiro (que se peleen otros) o quitarse de encima después en la final a un Palencia que venía como un tiro. Todo controlado...

Y en el encuentro decisivo el plan estaba marcado. Benite, que se había perdido por lesión los últimos partidos de la fase regular, que había hecho una serie contra Cartagena discreta, que en semifinales contra Estudiantes no daba ni una... Y Benite fue el hombre de la final con la muñeca caliente y un segundo tiempo y una prórroga para enmarcar. O uno de ellos, porque sin ser la mejor plantilla nombre a nombre, el Betis Baloncesto de Gonzalo García de Vitoria sí ha sido el mejor equipo de la Final Four. Los grandes dan el paso en los momentos decisivos y así lo hicieron todos para devolver a Sevilla a la élite del baloncesto nacional. Ya lo dijo también en verano Pedro Fernández, que tras las amenazas de llevarse el baloncesto a otra ciudad debe haber entendido ya la idiosincrasia de este deporte en la ciudad. Dijo que el primer paso era ascender y lo ha hecho, no como pensaba, pero ha cumplido. Ahora debe seguir cumpliendo para seguir haciendo grande a su club. Con o sin ayudas institucionales, por mucho que sea verdad que en otras ciudades se riega económicamente a los clubes con dinero público, ya que también es cierto que el dinero público está para otras cosas. Una fina línea de lo que no debería depender que Fernández dé continuidad a su proyecto. Ojalá cumpla con su palabra y no impida que Gonzalo García de Vitoria se cobre su deuda con el baloncesto..., y se la cobre en Sevilla, una plaza ACB.

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