Después de ganar, por fin, todo se ve de otra manera. El triunfo revitalizador frente al UCAM Murcia debe servir para cargar la moral de un Betis Baloncesto que en febrero está de pretemporada. Le vendrá bien el parón por la Copa del Rey para que los nuevos vayan entrando en dinámica sin la presión de tener que hacerlo a la carrera con un rival delante, pero antes recibe, de nuevo en San Pablo, al Joventut (20:45) con el reto de aprovechar el viento a favor y dar un nuevo paso adelante en el recurrente objetivo de la salvación de verdiblanco.

La sección sigue buscando con el dinero que dejó el traspaso de Shannon Evans un pívot que se complemente con Gerun, el segundo mejor reboteador de la liga, el primero en capturas ofensivas, aunque ahora tiene el apoyo de un Tyson Pérez (28 rebotes en las dos últimas citas) que le ha metido al grupo un chute de positividad y energía necesarios como hizo Jacob Wiley la pasada campaña. Ha caído de pie el dominicano y en tres partidos, especialmente los dos últimos, ha demostrado más ambición y ganas que alguno de los jugadores que llevan en el equipo desde el principio.

Pero esto ya no es cosa de uno. De éste o de aquel. Ahora es cosa de equipo. Así se ganó al UCAM Murcia, ante el que todos los que jugaron anotaron y es el camino para ganar a un conjunto del potencial de la Penya, que menos de una semana después disputará los cuartos de final de la Copa del Rey, en la que ejerce de anfitrión, frente al Baskonia. Pero no andarán despistados los de Carles Durán pensando en ese duelo, ya que el técnico les ha hecho ver a sus pupilos la importancia de llegar en buena dinámica a esa cita.

Los verdinegros vienen de ganar con solvencia en Bilbao y en casa contra el Manresa, demostrando su capacidad de reacción tras dos tropiezos seguidos. Tomic sigue siendo el faro en el ataque de un conjunto con buen equilibrio entre sus interiores y exteriores y aunque no abusa del triple tiene buenos tiradores como Kyle Guy o Pau Ribas.

Pero este Joventut destaca por el físico. Por la polivalencia que aporta un jugador como Parra, ante el que BJ Johnson y Pablo Almazán necesitarán ayudas. Puede echar una mano Maronka, cedido precisamente por la Penya y que lo conoce bien, aunque su defensa no será cuestión de un solo jugador. Ya pasó en Zaragoza y casi se multiplicó ante el UCAM Murcia: están frescos de piernas los béticos, que llegaban casi siempre a puntear los lanzamientos de los jugadores del cuadro murciano. Ese puntito de intensidad que le han metido Tyson Pérez o Txemi Urtasun ha sido contagioso y tras la salida de Evans algunos jugadores parecen haber dado un paso adelante.

Es el caso de Pozas quien, sin embargo, puede pasarlo mal ante directores de juego de más talla como Vives o Feliz si lo llevan al poste bajo. También Cvetkovic, el descartado en el último encuentro (hay 13 fichas activas) sería una solución a ese problema en concreto, aunque sin el serbio se pierde potencial exterior y puede que el elegido para quedarse fuera de la convocatoria sea otro.

Entre él y Gray deben darle ritmo al juego de un Betis Baloncesto que se siente a gusto cuando puede correr, lo que exige primero una buena defensa. De manera que todo pasa por evitar que a Tomic le lleguen balones fáciles cerca del aro, porque en el uno contra uno lo lógico es que le gane la partida a Gerun o Sylla, que estuvo bien en el último encuentro pero que sigue manteniendo sus limitaciones. Paradójicamente puede ser un jugador como Tsalmpouris quien le ponga en más problemas sacándolo de la zona y obligándolo, a él o Birgander, a recorrer muchos metros para defenderlo en el perímetro.

El croata es la primera opción en ataque, o al menos la más clara, de un Joventut al que tampoco se le pueden dejar muchos espacios en la línea de los 6,75 metros, donde Guy o Pau Ribas, pero también un cuatro como Ellenson, al que ahora apoya en esa posición Brodziansky, más madera en una plantilla amplia y compensada frente a la que el Betis Baloncesto deberá jugar con el mismo nivel de intensidad defensiva que demostró contra el UCAM Murcia para irse al parón por la Copa del Rey con un triunfo más en el zurrón, una sonrisa y la sensación de que se ha encontrado el camino hacia la salvación.