A la espera de la ola del tsunami XOY en el Betis

Real Betis

En la junta de accionistas celebrada el pasado 27 de diciembre Ramón Alarcón firmaba como presidente del consejo

XOY ha desaparecido del cartel promocional del encuentro de esta jornada contra Melilla y Carlos Lazo es buscado por las autoridades mexicanas

Ramón Alarcón y Carlos lazo, en la presentación del acuerdo en el Benito Villamarín.
Ramón Alarcón y Carlos lazo, en la presentación del acuerdo en el Benito Villamarín. / M.G.

Sevilla/Mientras que en lo deportivo el Betis Baloncesto ha encauzado su mal inicio y ahora lucha por el noveno puesto y clasificarse para los play off, la situación extradeportiva es una espada de Damocles que pende sobre el futuro del club más allá de esta temporada. Carlos Lazo, CEO de XOY, es acusado de fraude y sus equipos en México ya no compiten en ningún torneo.

El posible caso de fraude afecta a miles de personas y las cantidades alcanzan varios millones de euros por los que Lazo es buscado por la justicia, aunque de momento parece estar en paradero desconocido mientras las autoridades requisan los bienes de la compañía. En el país azteca ya están aseguradas seis fincas, dos edificios, una motocicleta y el avión del conglomerado por si hay que responder a las denuncias. El Chihuahuas FC, líder de la Segunda División, ha dejado de competir por impagos y el resto de clubes que pertenecían al grupo no saldrán en el curso 2024, ni el subcampeón de la liga de baloncesto Libertadores de Querétaro ni los conjuntos de fútbol americano (Reds) ni béisbol (Generales). La compañía, de acuerdo a las declaraciones públicas de la Fiscalía de Jalisco, defraudó a más de mil personas.

Varias fuentes señalan que el presupuesto para acabar la campaña del Betis Baloncesto está asegurado, pero las dudas se generan sobre lo que vendrá en el futuro, con la entidad verdiblanca validando el contrato de venta de las acciones con XOY porque con ella "ha cumplido en tiempo y forma". "Desde que saltó este caso ha seguido haciendo aportaciones al equipo de baloncesto y lo ha reforzado. Estamos vigilantes por el posible daño reputacional, pero por ahora no ha incumplido nada", dicen desde las oficinas del Benito Villamarín, donde el pasado 27 de febrero se celebró una Junta general Ordinaria y Extraordinaria de Accionistas del Betis Baloncesto en la que figuraba como presidente del consejo de administración Ramón Alarcón y no Carlos Lazo.

Desde el Betis se apunta a que esto se debe a que se validaban las cuentas de 2022 y 2023 antes de la entrada de XOY, pero uno de los puntos del día era el nombramiento de consejeros. Este periódico ha consultado sobre ello a fuentes del Betis y de la sección de baloncesto sin obtener respuesta alguna, lo que añade más incógnitas a todo lo referente al futuro del equipo de básket.

En este sentido, hay dudas sobre qué pasaría si el dinero de XOY deja de fluir y si el Betis tendría que hacerse cargo. Resulta extraño que con la venta, en teoría, firmada Carlos Lazo no figure en la junta, a pesar de la explicación, como presidente del consejo de administración, así como que sea necesaria la firma de Alarcón en los contratos de jugadores de esta campaña, lo que podría sugerir que la entidad heliopolitana se haría cargo en caso de impagos.

De momento, la marca XOY ya no aparece en la cartelería que anuncia el partido de este viernes frente al Melilla ni en las diferentes promociones presentadas en redes sociales, al contrario de lo que venía ocurriendo jornadas atrás y desde San Pablo, pese a las peticiones de entrevistas realizadas al director general, Sebastián Loreto, o al gerente deportivo, Miguel Ángel Jiménez, no han sido aceptadas.

El caso de posible fraude de XOY explotó en México en enero como un tsunami y la ola acabará llegando a España, a la espera de saber con qué intensidad lo hace. Será vital para mantener el baloncesto en la ciudad cómo lo afronte el Betis, si tiene capacidad para echar atrás la venta si las acusaciones contra Lazo siguen adelante, si quiere recuperarlo y en qué condiciones, o si prefiere aprovechar la ola para acabar con una apuesta que hizo en el verano de 2016 con un acuerdo con instituciones públicas que en su parecer nunca cumplieron con lo pactado.

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