Coosur Real Betis

Y tras la permanencia, la reflexión

  • El Betis salvó la categoría en ACB, otra vez sufriendo y con necesarios fichajes a mitad de temporada

  • El club debe decidir ahora qué quiere hacer con la sección de baloncesto: apuesta firme u otra moneda al aire

La plantilla y cuerpo técnico del Coosur Betis, posa en San Pablo ya en el tramo final de la temporada 2020-21.

La plantilla y cuerpo técnico del Coosur Betis, posa en San Pablo ya en el tramo final de la temporada 2020-21. / Betis Baloncesto

Objetivo cumplido, que no es poco. El Coosur Betis logró la permanencia en la Liga Endesa y afrontará un tercer curso consecutivo en la ACB desde que ascendiera de la LEB Oro. El reto de consolidar al equipo en la élite nacional aún está lejos de lograrse, ya que las dos salvaciones fueron sufridas (pese a que el ejercicio pasado no hubo descensos por la pandemia) y gracias a fichajes que enderezaron ambas temporadas. Este curso fue la llegada de Joan Plaza al banquillo una de las claves para fortalecer una plantilla que cojeaba desde su confección en verano, con un bloque nacional poco competitivo y demasiados jugadores nuevos que encajar otra vez, muchos sin experiencia en España.

Las piezas angulares de la campaña anterior no siguieron. Ni Green ni Slaughter tuvieron continuidad de verdiblanco y sólo siguieron cuatro jugadores, ninguno de ellos teóricos titulares: Pablo Almazán, Borg, Niang y Obi. De los dos últimos, el primero apenas contó entre lesiones y falta de confianza del técnico de turno y el segundo sería cortado por su bajo rendimiento.

Covid-19 y lesionados

Curro Segura arrancó la Liga tras una pretemporada agitada en la que el coronavirus impidió hacer una preparación normal, con cuarentena y algunos positivos en el verano. Harrow y Ouattara se lesionaron y el equipo era incapaz de reaccionar,con Ndoye de pretemporada, Niang tocado y el equipo cojeando en la posición de base con Mike Torres superado por el nivel de la competición. Cuando se le preguntaba al granadino por la necesidad de fichar respondía que los fichajes serían la recuperación de los lesionados. Es el mensaje que le trasladaban desde arriba, pese a que era consciente de la necesidad de refuerzos. Aun así el equipo competía, le ganó al Valencia Básket, pero se le escaparon triunfos ante el UCAM Murcia (74-72) y Estudiantes (80-81) en duelos ajustados que bien pudieron salir cara y cambiar su suerte.

Como en Tenerife (77-73), en un partido que dominó y dejó escapar al final por la falta de talento y experiencia en la plantilla. Ganó al Gipuzkoa, pero el tropiezo en casa ante el Bilbao Básket (89-96) y un balance de 2-9 hizo que el director deportivo, Juanma Rodríguez, diese un volantazo al proyecto despidiendo al técnico. "Había varios jugadores que no estaban rindiendo a su nivel y con el cambio de entrenador se dio una vuelta a eso", dijo con posterioridad, pese a que el conjunto sevillano estaba fuera de los puestos de descenso aún.

Plaza y los fichajes

Era finales de noviembre y una ventana FIBA daba margen para buscar la mejor opción. Se tanteó a Fotis Katsakaris, que acabaría en el Unicaja, y al final, en un giro mortal inesperado, llegó Joan Plaza. Eso sí, lo hizo con la promesa de la llegada de jugadores que Segura no tuvo. No llegaron de inmediato y el equipo, aunque mejoró en defensa, le costaba sumar con un pobre porcentaje de acierto en triples que ha sido un lastre toda la temporada. Después de tres derrotas, el Betis de Plaza se estrenó ante el Fuenlabrada ya con los Jerome a su disposición: Randle y Jordan.

Los jugadores del Betis Baloncesto, tras el partido ante el Gran Canaria. Los jugadores del Betis Baloncesto, tras el partido ante el Gran Canaria.

Los jugadores del Betis Baloncesto, tras el partido ante el Gran Canaria. / Betis Baloncesto

Los fichajes ayudaron, pero no eran lo que el preparador catalán esperaba y empezaban a evidenciar a qué podía aspirar el club: un jugador parado después de una larga lesión de ocho meses y otro que tras jugar en Bahréin llevaba también un par de meses en el dique seco. La lesión de Spires refrendó esa idea. Tres meses sin el cuatro suplente hicieron a Kay redoblar esfuerzos –llegaría fundido al final de la temporada–, con Pablo Almazán doblando posiciones y dejando cojo al equipo en otras. Ni siquiera pudo el club sacar de la LEB a Clark antes de que se contagiara de Covid-19, parando su incorporación, y al final el fichaje fue un joven cedido del Real Madrid como Boris Tisma al que Plaza puso por detrás en la rotación del canterano Magassa.

Reacción y salvación

Con todo, los Jerome mejoraron al conjunto verdiblanco, que se llevó los dos duelos ante el Unicaja antes de afrontar los meses claves de marzo y abril. Y no empezó bien la cosa, con un tropiezo en Miribilla que parecía la estocada (86-84), con una última acción de un Randle que salió escaldado después en las declaraciones del entrenador. El equipo se quedaba penúltimo, en descenso, a un triunfo del Estudiantes y el cuadro vizcaíno.

Pero el equipo se repuso y desde entonces ganó seis de diez partidos, superando a rivales directos como el Gipuzkoa, el equipo colegial y al Obradoiro, así como otras victorias de postín en Badalona, ante el Andorra y el Manresa, la última del campeonato, dejando atada la permanencia de forma virtual y amarrada una jornada después con la derrota de Estudiantes horas después de que el Barcelona pasara por encima del Betis en San Pablo.

Sobraron los dos últimos partidos. Algo impensable cuando llegó Plaza, que dijo en su presentación que era consciente de que se sufriría "hasta el último cuarto del último encuentro" y, sobre todo, tras la derrota en Miribilla, cuando lo vio muy negro. Pero el paso adelante que dio el grupo como equipo en partidos clave, con Pablo Almazán, Jerome Jordan y Borg elevando el nivel defensivo; Feldeine (máximo anotador con 14,9 puntos de promedio) y Ndoye (MVP de la jornada 30 y el más valorado con 14,5 de media), convirtiéndose en referentes anotadores; Kay y Ouattara haciendo un trabajo oscuro; y la irregularidad de los bases, Campbell y Randle, que cuando tenían el día marcaban diferencias, posibilitó amarrar una permanencia que ahora, cuando toca planificar la próxima campaña, invita a una reflexión en la entidad sobre qué quiere hacer con su sección de baloncesto.

El futuro

Porque con otro presupuesto y un proyecto de andar por casa, con lo justito para salvarse, Plaza no está dispuesto a seguir: "No había pasado nunca por un trago como éste y, aunque es muy íntimo, diré que he sufrido más de lo que he demostrado. Ahora he de reflexionar, porque hay cosas por las que no quiero pasar nunca más", dijo el barcelonés tras el último partido de Liga. Sólo Pablo Almazán tiene contrato asegurado y no parece la mejor idea renovar otra vez a la plantilla casi por completo como los últimos años. Hay piezas en las que se puede confiar, como Ndoye, fundamentalmente, Ouattara, Kay, Borg o incluso Spires. Hay que fichar calidad y talento en ataque para no volver a ser el último en porcentaje de acierto desde el triple en este baloncesto moderno en el que el juego exterior va ganando terreno, pero también fichar ilusión y recuperar a una afición hastiada y cada vez menos numerosa.

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