Normalmente cuando un equipo se desprende de un jugador, ya sea cortándolo o por acuerdo mutuo, es que tiene al sustituto atado y más que atado. Pero no es el caso de este Betis Baloncesto, cuyas operaciones, las de entradas habitualmente, se eternizan por un cauce burocrático que necesita demasiados vistos buenos y firmas para lo que es el baloncesto actual. El caso es que después de anunciar la salida del Rodions Kurucs el domingo, a una semana de viajar a Badalona para jugar contra la Penya el conjunto verdiblanco no tiene ala-pívots.

El problema de la planificación trae cola y va más allá de no contar con ningún cuatro puro en la plantilla. Tiene en nómina a Báez, pero el veterano jugador cayó lesionado el sábado ante el Breogán y la dolencia en la fascia plantar que anunció en rueda de prensa lo puede tener alejado de las pistas un par de meses, aproximadamente, dependiendo del grado de la lesión. Se une en la enfermería a Nzosa, quien posiblemente tras operarse de sus molestias musculares hace una semana ha dicho adiós a la temporada. El problema de la configuración del plantel hace que los cupos condicionen cualquier movimiento presente y futuros.

Así las cosas, el Betis Baloncesto cuenta actualmente con 10 jugadores en liza. Tres bases (Evans, Cvetkovic y Pozas), dos escoltas (Bertans y Hill), dos aleros (Pablo Almazán y BJ Johnson) y tres interiores (Tsalmpouris, Sylla y Gerun). ¿Cuál es el problema? El reglamento obliga, para plantillas de 10, 11 y 12 jugadores a jugar con cuatro cupos de formación y el equipo sevillano sólo cuenta con tres tras la marcha de Kurucs: Pozas, Pablo Almazán y Sylla. Ninguno titular, pero todos necesarios para cumplir con la norma.

De esta forma, para dentro de una semana las opciones para plantarse en el Olímpico de Badalona ante el conjunto más en forma de la Liga Endesa (siete triunfos de los últimos ocho partidos) pasan por incorporar a otro jugador de formación y, tras él, algún fichaje interior o acudir al partido con un descarte más, ya que se puede jugar sólo con tres cupos si el equipo inscrito en el acta es de nueve integrantes.

Lo lógico, no obstante, es pensar que llegará alguna incorporación experimentada y que el cuarto cupo de formación sea un canterano volviendo a las 12 fichas. Cabe recordar que el club dio salida este verano a sus mejores bazas. Magassa está en el colista de la LEB Oro, el Jurasti. Ha jugado los 13 partidos disputados hasta ahora y promedia 7,5 puntos y 2,2 rebotes.

Otro alero es Luis García, que ha jugado cinco de las 11 jornadas con el Menorca en LEB Plata, segundo clasificado en el grupo Este. En el Oeste David Gómez juega en el Tizona de Diego Ocampo y el sevillano Eloy Ramírez. El equipo es líder y el alcalareño promedia 1,8 puntos y 1,3 rebotes en los 7.30 minutos de media en los 10 encuentros disputados. De todos el jugador con más peso esta campaña está siendo el hispalense Pablo Marín en Zamora, también de LEB Plata. Promedia casi 23 minutos encuentro con 8,4 puntos, 3,1 rebotes y 2,3 asistencias. Con todo, habría que estudiar cada caso y saber si las cesiones tienen opciones de corte o no. De pooco más se puede tirar de la cantera verdiblanca.

Existe otra figura a tener en cuenta que es la de jugador vinculado. Puede ejercer de sustitutivos de las fichas profesionales porque cuentan como cupo. Cada equipo de la ACB puede tener cuatro vinculados que son, según la Asociación de Baloncestistas Profesionales (ABP), "los que perteneciendo a la categoría sub 22 y hallándose en posesión de la correspondiente licencia con un club de división inferior de la ACB, hayan suscrito además un acuerdo de vinculación entre dicho club y otro de la ACB". En este caso, sin embargo, más allá de su filial de EBA el Betis no cuenta con acuerdos con ningún club, ya que el que tenía firmado con el Morón de LEB Plata se rompió.