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De carencias disimuladas

  • El Betis mantiene su firme idea de apostar por el atrevimiento para tomar más protagonismo ante cualquier rival · La defensa y la falta de ideas, condicionantes

El Betis arrancó la temporada con la premisa de mantener la mentalidad del año pasado y optar a la permanencia en la máxima categoría sin perder el estilo. De la mano del gran diseñador del ascenso, Pepe Mel, el cuadro verdiblanco inició el campeonato con cuatro victorias seguidas y un liderato que ilusionó antes de que la mala racha lo devolviera a la cruda realidad de una pelea mucho más complicada, la de mantenerse en la Liga BBVA sin pasar apuros pese a una plantilla poco compensada y a la dificultad añadida de una economía de guerra.

No variaron la ideas de su técnico. Mel confía en su apuesta valiente para triunfar en la élite y la marcha de Emana fue el gran cambio respecto al grupo que logró el ansiado premio. Los refuerzos, mientras, no mejoraron lo existente y muy pocos consolidaron la apuesta con juego y merecimientos, aunque la campaña aún debe poner las cosas en su sitio.

sin balón

El Betis mantiene su filosofía de presionar para evitar la sencilla salida de balón del adversario. Para ello, el sistema de Mel confía en la fuerte presión de los medios para ayudar a los delanteros en la tarea de robar arriba y crear peligro con recuperaciones inesperadas. En este sentido, el trabajo de Iriney y Beñat resulta clave, aunque el paso de los minutos reduzca de forma clara el potencial físico de ambos. La movilidad de Rubén Castro también es incisiva para adelantar las líneas cuando el rival tiene la posesión.

El generalizado paso adelante repercute en el resto del esquema. Uno de los grandes problemas radica en que los centrales no suelen tener el perfil deseado para jugar tan lejos del área propia, sobre todo un Dorado que sufre mucho a su espalda. Isidoro y Nacho se han asentado en los laterales, con más libertad ofensiva para el zurdo por su buena técnica.

La ausencia de Mario resta agresividad al equipo, que tratará de solventar su baja con el ímpetu de Cañas o la experiencia de Ustaritz; todo ello bajo la premisa de arriesgar incluso sin balón.

con balón

Pepe Mel busca siempre la transición paciente para hacer daño a su rival. La capacidad de creación no es la gran baza de este equipo, aunque Salva Sevilla sea el elegido para esas funciones. Iriney tiene llegada por su presión, mientras que Beñat es el encargado de mover el balón con más cabeza.

La verticalidad es un rasgo innato en el plantel bético. La presencia de Jefferson Montero en el equipo implica que el ecuatoriano acelere cada acción y necesite del apoyo del resto de atacantes. Juanma o Salva Sevilla formarían parte de ese centro del campo de Mel ante el Sevilla, siendo ambos acompañantes de los medios centro pese a que caigan a la banda para enlazar con los delanteros.

Rubén Castro y Santa Cruz se entienden a la perfección. El canario entra por cualquiera de los flancos de ataque y se atreve con regates imposibles y acciones individuales, mientras el paraguayo no tarda ni un segundo en encontrar la mejor solución posible incluso antes de decidir. Pozuelo es una alternativa para buscar más dinamismo en el ataque.

lo mejor

El carácter competitivo de un bloque atrevido que apuesta por un juego agresivo e intenso para tomar las riendas de su destino.

lo peor

La escasa fiabilidad de una zona defensiva que sufre en demasía si el contrario toma con facilidad el control de la situación.

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