En el viaje de regreso de Sabadell a Sevilla, en la mañana de ayer, había un hombre feliz en uno de los asientos del avión. Cristóforo había culminado satisfactoriamente no sólo la dura rehabilitación de la grave lesión de rodilla que sufrió el pasado 16 de marzo, sino también los procesos de puesta a punto y adaptación al ritmo de competición. Y todo en un tiempo récord, unos siete meses y medio que al futbolista, sin embargo, se le han hecho eternos.

Como dato comparativo, se recordará que el madridista Jesé sufrió la misma lesión, la rotura del ligamento cruzado anterior, en la misma jornada. El sevillismo clamó entonces contra los responsables de las cadenas de televisión nacionales, en cuyos informativos se hablaba ampliamente del contratiempo sufrido por el canterano del Madrid (con entrevistas incluso a la entrada de la clínica) y la lesión del uruguayo no era ni mencionada. Siete meses después, Cristóforo ha vuelto a disputar un partido oficial, mientras de Jesé decían ayer mismo que "la semana que viene podrá volver a entrenar".

La garra del centrocampista uruguayo, que lleva ya más de un mes entrenándose fuera del gimnasio, ha sido fundamental. Cristóforo se lesionó en un partido en el Sánchez-Pizjuán en el que el Sevilla recibió al Valladolid coincidiendo con sus mejores momentos en el equipo. El uruguayo terminó el partido, pero días posteriores las pruebas médicas confirmaron la rotura del cruzado anterior de la rodilla izquierda. El futbolista pasó por el quirófano en Barcelona en la clínica del doctor Cugat e inició todo el proceso de recuperación.

"Estoy muy contento, hace tiempo que estoy esperando esto, después de una larga recuperación. Pasaron cosas muy malas y después de tanto tiempo es una alegría volver a jugar", decía el uruguayo tras el partido en Sabadell.