Edna Imade, de la patera en Algeciras a la selección española
La delantera de la Real Sociedad, que antes jugó en el Granada, llegó a España recién nacida en una patera en Algeciras
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"El camino ha sido muy difícil, ha sido largo, pero yo tengo una frase que le digo a mis amigas y a mi entorno que es que cuando algo que te ha costado mucho conseguirlo, lo disfrutas más". Así de contenta y emocionada llega Edna Imade a la selección española de fútbol, después de mucho trabajo, esfuerzo, lucha y sacrificio que han tenido un final feliz.
Un final que nada tiene que ver con la historia que hay detrás de cada paso, de cada toque de balón, de cada gol de la delantera nigeriana nacida en Marruecos. Su historia, pero sobre todo la de su madre, las lleva grabadas a fuego y son su motor: "El sufrimiento que ha pasado mi madre, todo lo que ha hecho para que estemos bien... se lo debo todo. Ella iba a dar a luz a dos niños pequeños, mi hermano y yo, y decidió darnos una vida mejor y cruzar el Sáhara. En el transcurso de venir a España da a luz en Marruecos. Necesitaba los cuidados propios de una persona que acaba de dar a luz a dos niños y estuvimos tres o cuatro meses y mi madre decidió emprender el viaje a España en patera. Llegamos a Algeciras donde nos acogió un convento de monjas y ahí empezó nuestro camino en España".
Con la piel de gallina, la delantera se conmovía especialmente con un pasaje tan duro como sobrecogedor de esa historia que la ha traído hasta aquí y la hace ser quién es: "A veces mi madre nos cuenta anécdotas y una de ellas a mí me duele mucho cuando me la cuenta. Cuando estaba cerca de la playa, llegando a Cádiz vino una ola muy grande y mi hermano se cayó al agua y uno de los que había en la patera saltó y lo cogió".
Todo lo que ha vivido en lo personal la jugadora de la Real Sociedad le da fuerzas para luchar por su sueño profesional, una pasión que empezó de bien pequeña y siempre con el apoyo de su madre: "En el colegio, en el recreo jugaba con los chicos y el profesor de educación física me vio y le comentó a mi madre que jugaba bastante bien y que me apuntara al equipo del pueblo. Ella me quiso apuntar a clases de flamenco pero duré una clase, me gustaba el fútbol y ella me apoyó, siempre he tenido el apoyo de ella".
Lo de los palos del flamenco no era para ella, lo suyo era el balón, ese por el que siempre ha peleado hasta conseguirlo, hasta verse vestir ilusionada la camiseta de la Selección y recibir la primera convocatoria con España: "Yo sabía que a la mañana siguiente era la convocatoria y daba por hecho que no iba a ir pero cuando llegué al entreno me dijo Arturo mi entrenador que era convocable y no me lo podía creer. Me pusieron el vídeo delante de todas y. me emocioné mucho, la verdad. Lo primero que pensé al ver mi nombre fue Edna lo has conseguido. Lloras por felicidad".
Lo que tiene claro, a sus 25 años, es que hay algo que mueve montañas y que convierte utopías en realidades: el amor por la familia. "Desde que empecé en el mundo del fútbol profesional mi objetivo ha sido sacarlos a ellos adelante y creo que Dios me ha dado el don del fútbol para ello, voy a ir con ello a muerte y todo lo que pueda darle a mi familia, así va a ser".
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