De entrenadores y motivadores
La pelota de papel
Calderón toma los mandos del Betis siguiendo la estela argentina de Simeone, Martino y Pizzi, que no lograron sus misiones esta jornada. Caparrós dictó cuál es el camino fiable.
La llegada de Gabriel Humberto Calderón al banquillo del Betis se confirmó al tiempo que Diego Pablo Simeone trataba de hacer líder de la Liga a su Atlético de Madrid. Ya son cuatro los técnicos argentinos presentes en el campeonato español y las casualidades no tardan en aparecer. La estela de éxitos en otros clubes invita a una moda cada día más extendida.
Simeone, Martino, Pizzi y ahora Calderón. Argentina parece extender un modelo de técnico que se afianza en el fútbol español gracias a los buenos resultados cosechados por los dos primeros. Eso sí, nadie olvida de qué clubes se tratan.
El Betis necesita más pasión y más garra y trata de encontrar esas virtudes en manos de un ex futbolista que generó aplausos. El caso de Simeone salió bien, aunque este domingo la garra y el arrojo de los suyos no sirviera para tomar la cabeza de la clasificación cuando otro argentino, Martino, había naufragado con su Barcelona ante el Levante ante una trampa bien servida. En esta ocasión, las recetas argentinas no alcanzaron los puntos, aunque sigan capitaneando esta Liga BBVA.
El Atlético sabe cuáles son sus armas, pero parece ceder cierto entusiasmo al mismo ritmo con el que sus futbolistas suman minutos. Cuando la presión y la capacidad física tiran del porcentaje mayor de las bazas, el tiempo puede pasar factura. Con sus delanteros fuera de su mejor forma, se topó con un Sevilla inteligente que esperó su opción para empatar.
Tampoco Martino encontró el domingo su día. Insistió en que en duelos calcados al jugado ganaría 9 de cada 10. Pero la realidad es que ya no jugará con el Levante esta temporada y cedió dos puntos.
Enfrente del líder no estaba un entrenador argentino, aunque lo pudiera parecer. Caparrós jugó con la pizarra y con la certeza de que once hombres voluntariosos pueden hacer milagros. ¿No es acaso una de las premisas que esperan de los técnicos argentinos?
El Levante movió sus piezas sin cesar e incluso peleó en una batalla en la que pudo llevarse el triunfo ante el Barça. Fue la valentía de un equipo acusado habitualmente de no serlo. Y tuvo su premio.
El Valencia también soñó con un futuro mejor apostando por un argentino que recibía aclamaciones populares. Juan Antonio Pizzi no ha variado el panorama del equipo de forma trascendente. Dirigió una buena eliminatoria copera ante el Atlético en la que, sin embargo, siempre estuvo lejos de optar al pase a cuartos, mientras que el pasado viernes firmó las tablas en Málaga con la figura de Diego Alves como máximo exponente.
El Celta hace sonreír a los espectadores neutros, pero en Vigo las sonrisas ya no son tan visibles. Entrenadores, motivadores o inventores; pero acertar es otra historia.
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