Deportivo · La crónica

Al fútbol se le da lustre con goles (0-2)

  • El Sevilla funciona como una máquina perfectamente engrasada y se lleva los tres puntos de Riazor. El equipo de Míchel, muy seguro con Maduro y Medel, siempre fue superior al rival y cerró el círculo con los dos tantos.

Convincente triunfo del Sevilla en Riazor, un feudo que no será fácil esta temporada para el visitante que pase por allí. Pero el equipo de Míchel, sólido y con una faz ambiciosa en todo momento, sí fue capaz de cerrar el círculo en esa búsqueda permanente de la perfección con los tantos de Negredo y Rakitic, sus dos futbolistas más adelantados sobre el campo. Y el gol, que nadie se engañe, es lo que siempre le da lustre al trabajo, al buen fútbol de todo el equipo, desde el guardameta hasta el delantero, pues sirve para sumar de tres en tres en un torneo liguero que exige ese paso de oca si se aspira a vivir en la zona más alta de la tabla.  

  

Paradójicamente, eran Negredo y Rakitic, por el mismo orden, los encargados de anotar esos tantos que se les negaron desde el punto de penalti en Vallecas, pero el Sevilla de ayer fue infinitamente mejor al que visitaba al Rayo hace ya algunas semanas. No sólo lo fue porque esta vez sí convirtió en goles dos de los numerosos acercamientos hasta la portería del contrincante, también eleva considerablemente el mérito de este triunfo el nivel del rival que estaba enfrente. El Deportivo, a día de hoy, es un equipo mucho más ordenado que los rayistas y con más argumentos futbolísticos tanto en el orden de sus piezas como en la calidad individual de ellas.

Pero el Sevilla funcionó como una máquina sincronizada en la que no chirriaba ni una sola de sus piezas. Míchel, partiendo de la pareja que forman en el centro del campo Maduro y Medel tanto a la hora de defender como cuando toca apretar arriba, ha hallado el patrón adecuado para el juego de los suyos. Nada es inamovible, por supuesto que no, que muchos elementos pueden aportar en el futuro, como los jóvenes Campaña y Kondogbia, pero el patrón del equipo sí parece tremendamente fiable con esa pareja que ha situado el entrenador madrileño en el eje de las operaciones.

A partir de ahí, todo se ajusta a la perfección. Por ejemplo, Botía y Spahic formaron un dúo de centrales tremendamente seguro, que se anticipaba a los intentos del Deportivo de circular el balón por el centro e incluso tenía capacidad de salir como posesos hacia arriba a la menor oportunidad de robar el balón. Está claro que la presencia de Maduro por delante siempre, pero siempre, siempre, les dio seguridad para saber que tenían las espaldas cubiertas cada vez que optaron por esas rupturas desde atrás. Como también se notó igual de protegido Cicinho cuando avanzó una y otra vez por la banda derecha hasta que halló el pase decisivo hacia Negredo. E incluso hasta Fernando Navarro supo que detrás de él siempre surgiría alguna pierna a la hora de defender a Palop en caso de ser sobrepasado alguna vez. Si encima a todos ellos se sumó el propio Medel, como cuando en el minuto 7 se lanzó al suelo para desbaratar el intento de Bruno Gama, pues no es extraño que Palop apenas sufriera más sobresalto que algún balón rebotado o algún disparo desde fuera del área de los centrocampistas gallegos.

Es el resumen de un entramado defensivo que le sirvió al Sevilla, a Míchel, para construir un edificio sin ninguna grieta que lo pudiera llevar a caerse. De no ser por alguna jugada aislada, el conjunto nervionense se veía capaz desde el principio hasta el final de conseguir su primer triunfo lejos de su feudo. Sólo le faltaba para ello que algunos de sus delanteros, o de los hombres de la segunda línea como solicita el propio técnico, fueran capaces de tener la habilidad o incluso la mala leche necesaria para llegar hasta el gol.

Y es verdad que al Sevilla volvió a costarle en demasía, que el tanto de Negredo en el minuto 75 sólo fue un suspiro de alivio ante la percepción de que se podían esfumar dos nuevos puntos de los tres en juego por la impericia en el ataque. Porque los sevillistas, sobre todo en el arranque del segundo periodo, salieron con la espita abierta para llegar pronto hasta el triunfo, pero se toparon con que llegaron a errar un tres contra uno propiciado en una salida de Jesús Navas y concluido en un pase de Negredo a Medel que dejaba incluso a éste en solitario sin guardameta rival delante.

El gol, sin embargo, se resistió ahí y en algunas ocasiones diáfanas más, incluidos los mil centros de Jesús Navas sin rematador claro, que deberían haber sentenciado aquello muchísimo antes. Pero hasta ahí lanzó Míchel un mensaje ambicioso al meter a Manu del Moral por Trochowski justo como preludio de esa pausa que tuvo Jesús Navas para hallar a Cicinho y que éste le diera el 0-1 a Negredo. Esta vez sí funcionaron todas las conexiones, desde que Spahic irrumpiera rompiendo las líneas del rival, se pasara por la clarividencia de Rakitic para abrir a la banda, Jesús Navas tuviera la paciencia que requiere este juego en ocasiones y Cicinho sí ejecutara un centro ganador para que Negredo se encargara de ejecutar el trabajo que siempre se le presupone al delantero del equipo, al goleador, al que le pone el punto final a todo.

El Sevilla, por fin, había sido capaz de redondear ese círculo de buen juego fuera de casa, que dentro ya se encargó frente al Real Madrid de evidenciar que el bloque sí promete esta vez. Es verdad que Míchel aún tiene trabajo por delante, que esto acaba sólo de empezar, pero quienes sienten la fe futbolística blanquirroja en esta ciudad tienen derecho a estar ilusionados después de comprobar el nivel de este equipo con Maduro y Medel en el eje de todo.

Nombres Propios

Botía   El dúo con Spahic defiende y también ataca. El defensa central murciano cada vez parece más compenetrado con Spahic hasta formar una pareja que conjunta la contundencia con la salida del balón. Ambos se anticiparon siempre a los delanteros que metió el Deportivo por su zona y cuando lo hacían incluso se atrevían a tirar hacia adelante con osadía y con calidad. Spahic fue el brillante protagonista en el arranque del 0-1 y Botía lo había hecho ya antes.

Maduro   Hasta ahora, eleva el nivel de los demás. La irrupción del holandés como medio centro ha servido para que el resto de los componentes del equipo haya mejorado individualmente. Míchel le encargó que estuviera siempre a menos de un metro de Valerón y Maduro no sólo ejecutó a la perfección esa misión, sino que también estuvo pendiente de muchísimas cosas más. Por ejemplo, de cubrirle las espaldas a los dos centrales para que éstos irrumpieran desde atrás.

Medel   Lo han liberado de las cadenas. Cada vez parece más claro que el chileno estaba desaprovechado con las obligaciones defensivas que tenía como pivote. Cierto que perdió algunos balones en pases fáciles y peligrosos, pero valga el arranque del encuentro para ejemplificar su juego. En el minuto 7 salvó ante Bruno Gama, en el 11' remató en plancha. Y roba en todas partes.

Rakitic   Lo hace todo con mucha facilidad. Al suizo tal vez le falte llegar más para acompañar a Negredo en el remate, sobre todo si juega casi como segunda punta, pero tampoco se le puede exigir mucho más. Pide el balón, lo pelea, se desmarca para ofrecerse y cuando la pelota le llega tarda un segundo en buscar opciones de pase. Si además marca, aunque sea de rebote...

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