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Más grano para lo que viene ahora

  • Los de Emery, con bajas y un ojo en el derbi, no quieren volver a desviarse del camino correcto. La afición entiende y celebraría el descanso de Rakitic.

Ya que está puesto en la tarea de llenar el granero, empresa que en la Liga le ha reportado seis puntos en los dos últimos partidos, el Sevilla se apunta hoy en el estadio de los Juegos Mediterráneos a seguir manteniendo esa dinámica. La idea es que no sufra un retroceso esa sensación de positividad que los triunfos ante Rayo Vallecano y Real Sociedad han generado alrededor de la plantilla de Unai Emery. Su equipo tiene ante sí un mes de marzo de aúpa con el compromiso estelar de los octavos de final de la Europa League ante -¡bingo!- el Real Betis. Ese partido y esa eliminatoria están marcados en rojo y en todos los colores posibles en la agenda de cada uno de los sevillistas, por lo que el encuentro en Almería, teniendo su importancia, viene a ser como una oportunidad para, de ganar, reforzar esa confianza. Si no lo hace, el sevillismo lo dará por bueno si elimina al Betis y pasa a cuartos, pero lo ideal, lo que buscan los profesionales es sacar adelante también este compromiso. O al menos no perderlo.

De puertas afuera, el pensamiento está únicamente en el rival que hoy tendrá enfrente la tropa nervionense, pero nadie puede negar que ya el simple hecho de pelear por unos cuartos de final de una competición europea es suficiente como para gestionar de forma adecuada la plantilla (diferente a una semana normal) y, por todos los medios, no fallar el jueves. Mucho más si en el ambiente está ese plus de carga psicológica que otorga un derbi en un enfrentamiento así, añadiéndosele en este caso el espantoso momento deportivo que vive el eterno rival, con el doble filo que eso esconde siempre.

Pero lo primero es lo primero. El partido de hoy tiene su importancia también porque es el punto de partida de una serie de encuentros que puede marcar el devenir de la temporada y de, finalmente, la acertado o no del proyecto. El Sevilla no está para regalar muchos puntos porque ya se ha encargado de hacerlo durante buena parte de la campaña, así que deberá atarse los machos porque la plaza que ocupa en la tabla no es la primera ni la segunda ni la tercera de las que dan accesso a Europa la temporada que viene, sino la última. Los rivales vienen apretando por detrás y ahora que ya ha cogido el son no debe el equipo sevillista relajarse.

El rival, con urgencias, no está en un buen momento, pero engaña. Con muy buenos jugadores como Suso y Aleix Vidal, el Almería no es que no haya perdido en ninguno de sus cinco últimos partidos en su estadio, sino que tampoco ha recibido ningún gol. Ya en la primera vuelta en Nervión dio otra imagen muy distinta de lo que marcaba la clasificación entonces. Con Francisco en el alambre, hacía más fútbol que resultados y perdió aquel partido en el último segundo tras un cabezazo de Rakitic en casi la última jugada de mérito que se le recuerda a Marko Marin. Ese tanto, el 2-1, desataba la rabia de Emery, ya muy discutido por entonces, que se subió prácticamente encima de sus jugadores para celebrar el triunfo. No era para menos: su equipo dos semanas atrás era el colista de la tabla.

Ha pasado una vuelta completa, cinco meses, y las cosas con respecto a la confianza de la opinión pública en el entrenador de Fuenterrabía, aunque han cambiado, no lo han hecho mucho. La sombra de Caparrós sigue agazapada en los muros del Sánchez-Pizjuán y a cada revés más o menos serio se agranda amenazante para un entrenador que no ha calado en el aficionado por sus propias decisiones. No obstante, ahora está en un momento de tregua este desencuentro y el sevillismo de momento lo que quiere es que dure, pues será la prueba de que todo lo que este equipo se ha propuesto en marzo se acaba cumpliendo.

Hablábamos antes de aquel gol de Rakitic a pase de Marin en la visita del Almería al feudo sevillista y en este punto cabe destacar que la afición al completo celebraría el descanso del guerrero antes de una batalla posterior de más importancia militar. El capitán, además, acaba de aterrizar como quien dice de jugar un partido -otro más- con su selección y ésa la excusa perfecta ante tanta acumulación de encuentros (los más de 40 que suma en sus piernas son una barbaridad) entre los que juega con el Sevilla y con Croacia. Ya ante la Real evidenció síntomas de agotamiento y Emery sabe que tiene que cuidar a su joya. No es, desde luego, la semana ideal para refrescar con libertad el equipo, pues las bajas en la defensa también van a condicionar la fisonomía de todo el once de ahí hacia delante. Los proyectos se miden por las plantillas y en este mes se va a ver si la que confeccionó Monchi en verano y retocó él mismo en enero tiene lo que hay que tener para esos objetivos marcados.

Atrás va con lo justo (o con menos incluso) Emery, que tendrá que sacarse de la manga una defensa con más del cincuenta por ciento de sus piezas fuera de sus puestos específicos. Todo sea por que siga la inercia ganadora y los puntos llenen algo más el granero. Que va a hacer falta.

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