Un hilo cada día más fino
El Getafe no logra reponerse de las bajas de Pedro León y Soldado en su misión de seguir creciendo · Míchel busca la receta del éxito mientras crecen sus enemigos
El Getafe tiene cada temporada la difícil obligación de reinventarse. Lo volvió a hacer esta campaña, aunque repitiendo con Míchel al mando, un técnico que ya está despertando enemigos en su casa cuando el pasado curso parecía ser la clave del gran juego que mostraba su equipo.
Las salidas suelen ser claves en el devenir de un equipo y las que se produjeron en el Getafe parecen no haber encontrado piezas de recambio. Pedro León y Soldado, dos jugadores destacados en la Liga pasada, abandonaron la nave para buscar retos mayores. El resto del bloque no varió demasiado, pero estas dos bajas provocaron un bajón de juego que aún hoy sigue sin encontrar remedio por parte de su entrenador.
Además, hay elementos para el pesimismo, y es que algunos de los jugadores clave del equipo no están rindiendo al nivel exigible para sobrevivir en tres competiciones simultáneas. Boateng y Casquero sigue formando la columna del centro del campo, pero ni el primero frena como lo hacía ni el segundo, baja hoy, llega como solía.
sin balón
Suele ser el conjunto de Míchel un bloque destinado a tocar el balón y a reinar en la posesión. Eso sí, cuando los recursos disminuyen, y es el caso, también hay que aprender a defenderse.
Boateng es el principal encargado de ejercer de medio centro destructivo, mientras que normalmente tiene a su lado a un medio organizador con movilidad absoluta. Eso dificulta la labor de toda la zaga, obligada a corregir posiciones cada vez que hay mayoría rival en posiciones de ataque. Marcano ha aportado coherencia en la organización, aunque los laterales no logran encontrar su sitio en sus intentos de defender en la misma medida en que deciden atacar.
Arriba, la movilidad de los puntas invita a la presión adelantada, aunque quede debilitado el centro del campo si el rival supera esa primera línea.
con balón
El toque es la prioridad. Y Míchel no acepta otra vía para organizar su estrategia ofensiva. Con Casquero gana en llegada, aunque normalmente sitúa por delante a Parejo para que éste se encargue de buscar el último pase o asociarse con el delantero.
Casi desestimada la opción de jugar con dos delanteros, Míchel suele confiar en dos jugadores ofensivos en las bandas, aunque terminen actuando como interiores e incluso como puntas cuando las circunstancias lo requieren. Manu del Moral, Gavilán, Pedro Ríos y Mosquera se dividen sus opciones para esos dos puestos, mientras que arriba Adrián Colunga es el encargado de aportar goles. Los está consiguiendo a medias, pero su enorme movilidad abre espacios importantes en la construcción y Míchel valora su ímpetu por encontrar maneras de quedarse en el uno contra uno con gran facilidad.
Albín y Arizmendi también figuran en la lista de desatascadores, aunque el primero suele ser frío en la ejecución de sus acciones y el segundo no termina de encontrar un rol posicional en el que aplique sus virtudes con acierto y efectividad.
lo mejor
El Getafe es un equipo demoledor cuando sus jugadores logran encontrar protagonismo en el terreno de juego para aplicar sus pinceladas de calidad individual.
lo peor
Cuando las circunstancias se presentan en contra, el equipo no exhibe el necesario carácter para sobreponerse. Le falta cierta rudeza.
También te puede interesar