Supercopa de Europa. La crónica.

La idea de manejar el partido aún falta (3-2)

  • El Sevilla vive la hiel de dejar escapar una final en el minuto 93, en este caso la Supercopa europea, por no saber defender la renta. Sergio Ramos culmina una jugada de despropósitos para llevar al Madrid a la remontada.

El Sevilla probó la hiel de dejar escapar un título europeo de manera lastimosa. Cuando ya parecía que lo acariciaba con las manos, que era imposible que no llegara a levantar el trofeo, el equipo de Jorge Sampaoli se dejó marcar el tanto del empate en una cadena de errores que tienen su génesis en un gili-córner que no supieron retener entre Vitolo y Franco Vázquez. Restaban apenas dos minutos para que concluyera el tiempo suplementario, pero esto es fútbol, ese juego que exige el manejo todas las situaciones hasta las más ásperas y feas para concluir con el marcador a tu favor, que al fin y al cabo es lo único que importa realmente.

Porque Sampaoli, dentro de su ideario, que estuvo a punto de darle resultado, podrá argumentar que un gol en el minuto 93 no debe cambiar la opinión sobre la idea, sobre esa manera de afrontar el fútbol que él propugna. Hasta ahí podría tener razón. ¿Qué cambia un gol en el minuto 93 respecto al concepto global del juego? La respuesta sería muy fácil, que haga una encuesta entre todos los sevillistas que conozca, ya vería lo que piensan a raíz del empate de Sergio Ramos y de que cómo se genera todo desde el córner a favor. Después la mayoría de las piezas estarían mal colocadas para provocar una falta, romper la contra en definitiva.

Pero es una sucesión de errores individuales y también colectivos por no tener a los elementos más arropados cuando se trataba de ponerle el punto final a aquello. Claro que se puede apelar al argumento contrario de que enfrente estaba el Real Madrid y que con ese rival nunca está a salvo ningún equipo de semejante circunstancia, pero un poco de autocrítica nunca viene mal a la hora de hallar las causas de una derrota tan agria.

Fue el corolario, seguido de una prórroga marcada por la temprana expulsión de Kolodziejczak, de un litigio que tuvo fases bastante diferenciadas en lo referente al fútbol. Para empezar, la alineación de Sampaoli, la primera oficial, sorprendió a todos, excepto a su cuerpo técnico. El técnico se atrevía a plantear una defensa de tres, pero lo más novedoso era ver en ese equipo inicial a Kiyotake y a Mariano como teórico delantero. Como también podía entrar en el apartado de lo inesperado que Kranevitter se quedara fuera en la posición de 5 y que ésta fuera ocupada por Iborra.

Viendo los elementos barajados estaba cantado, sin embargo, que no iba a tardar mucho más de cinco minutos el técnico que ahora se encarga del Sevilla en realizar una de sus revoluciones tácticas. Dicho y hecho, ni siquiera se contabilizan 300 segundos cuando Sampaoli hace una señal con cuatro dedos hacia abajo, defensa de cuatro con Mariano como lateral derecho y Kolodziejczak en la izquierda. ¿Innovador, valiente, buen lector de las situaciones futbolísticas durante un partido? Todas las interpretaciones son posibles y muy válidas, pero cuando se atisba antes de empezar que eso va a suceder tan pronto es tan fácil como que el encargado de colocar los muñecos sobre el campo sencillamente tuvo que deshacer el error inicial.

Con ese concepto futbolístico, el Sevilla aparentó no sentirse cómodo sobre el campo. Porque tenía siempre el balón, eso es indiscutible, pero también es igualmente correcto decir que éste era tocado en horizontal desde un defensa a otro y con el guardameta como tercer vértice del triángulo, pero rara vez halló una conexión algo más arriba, en Iborra, N'Zonzi y los dos costados, para superar la línea de presión del Real Madrid.

Precisamente en una de esas situaciones del juego, un saque de banda a favor, como después sucedería en el córner, Vitolo no pudo controlar un balón y Marco Asensio aprovechó para mandar un zambombazo a la escuadra de un Sergio Rico que estaba visiblemente descolocado. Incluso pensó que la pelota se iba fuera. El Sevilla estaba por debajo en el marcador en el ecuador de la primera parte y su fútbol no se parecía en nada a lo que propugna su técnico. Tenía la posesión, sí, pero todo era demasiado artificial, sin ninguna profundidad, balones de Carriço para Sergio Rico o Pareja y así combinaciones matemáticas de tres elementos...

Después del uno a cero sí iba a cambiar algo la situación, aunque no se sabe si el paso adelante del Sevilla fue fruto de su fútbol o de que el Madrid prefirió defender posicionalmente un par de decenas de metros más atrás. Entonces Carriço sí le dio un buen susto a Casilla y el Sevilla aparentó más control, pero jamás conectó con Vietto. Sin embargo, en una buena jugada sí llegó el tanto de Franco Vázquez en un espectacular zurdazo.

El Sevilla se fue al descanso con mejores sensaciones por el marcador que por el juego y en la segunda mitad sí aparentó mucho más mando. Fue metiendo al Madrid atrás, lo sometió incluso, aunque sin opciones muy claras de marcar. Hasta que Vitolo fue derribado por Sergio Ramos y todo se puso aún más a favor para los campeones de la Liga Europa. Ventaja para el Sevilla y entonces sí llegaron varias contras que debieron concluir en algo más, pero faltó el último pase...

Sin embargo, el Sevilla ahí tampoco sufrió mucho hasta que decidió sacar ese córner en corto para perder tiempo y los suyos no pudieron hacerlo peor. Sergio Ramos lo tuvo todo a favor para quitarle esa copa que asía ya con las manos el equipo de sus amores. Fútbol es fútbol para dar paso a una prórroga que ya sí fue madridista tras la segunda tarjeta a Kolodziejczak. En el libro de las ideas estará un capítulo con el manejo de los partidos. Si Sampaoli consigue que este Sevilla aprenda a ello, tiene buena pinta, es verdad.

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