Dos maneras de percutir

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Si Sergio García asiste a través de su regate y visión de juego, Iniesta lleva el balón hasta las cercanías de la portería · El azulgrana acabó mandando en el encuentro

Juande atosiga al azulgrana Iniesta, que controla con calidad el balón.
Juande atosiga al azulgrana Iniesta, que controla con calidad el balón.
Samuel Silva / Sevilla

15 de febrero 2009 - 05:02

La Masía, ese colegio de futbolistas, saca jugadores por doquier. Ahí están Xavi, Busquets, Piqué, el propio Guardiola, Iniesta y también el bético Sergio García. Destacaba el técnico azulgrana en la previa del partido la calidad del delantero bético, al señalar la cantidad de jugadores que resaltan en Primera y que han salido del vivero azulgrana.

Y el bético asumió ayer un rol diferente al de otras ocasiones, pero siempre positivo para el rendimiento colectivo, algo que aparece como regla número uno en el libreto de la cantera azulgrana. Y Sergio García trabajó en defensa como nunca por culpa de un albaceteño que en Heliópolis jugó escorado a la izquierda. Iniesta, el mismo que mueve a su antojo a toda una campeona de Europa, buscó una y otra vez el lado débil verdiblanco, el de Ilic.

Tanto Sergio García como Iniesta saltaban al césped con una misión clara encomendada desde el vestuario, la de llevar el balón a las cercanías de la meta contraria. Y ambos descubrieron que existen múltiples maneras de llevar el peligro, ya sea con el balón cosido al pie, al estilo de Iniesta, o con el sutil primer toque, que suele ser más de Sergio García.

El albaceteño enseñó un manual de cómo percutir una y otra vez a un desbordado Ilic. Encarando, asociándose con un compañero o con ese regate tan suyo que le permite marcharse aunque a primera vista parezca que no existe espacio.

Sergio, mientras tanto, a lo suyo. Como en el gol de Mark González, que partió de un excelente golpeo del catalán, siempre buscando el lugar más peligroso. O en el primer toque que permitió que Oliveira se plantase solo ante Valdés, en la ocasión que pudo cambiar el encuentro. Sergio asumió su papel de asistente, ése en el que se encuentra más cómodo ya que le libra de la responsabilidad del gol. Quizás el catalán no brilla tanto en la banda derecha, pero las necesidades del guión así obligaban. Como Iniesta, ambos son diestros que ofrecen más sensación de peligro por la zona izquierda, aprovechando sus condiciones para trazar diagonales directas al gol.

Pero el albaceteño exhibió en Heliópolis otra de sus virtudes, la del control del juego. Cuando Guardiola decidió colocar a Henry en el terreno de juego, Iniesta se posicionó en el mediocampo junto a Xavi y Busquets, formando un trivote de la cantera azulgrana. Incluso cuando el último en llegar al primer equipo abandonó el terreno de juego, Iniesta asumió el mando del partido, demostrando una jerarquía que parece imposible atendiendo a su talla.

La calidad de La Masía no tiene límites, algo de lo que se está sirviendo el Betis esta temporada. Sergio García ya no es el de los más de 900 goles en las categorías inferiores azulgrana, pero su manual de estilo sí permite llevar el peligro al área contraria. A Iniesta, por su parte, no le importa aparecer escorado o por el centro, pues en su libreto sólo existe el dominio de balón. Dos maneras de percutir el área contraria se dieron cita en Heliópolis y con tablas en el resultado. Como también en asistencias.

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