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La maquinaria para ganar

  • Los de Emery ejecutan en cada momento lo necesario para la victoria.

El Sevilla de Unai Emery funciona como un reloj suizo, siempre al son que ordena el técnico y con un engranaje que se mueve a la perfección para ejecutar lo que requiere cada rival de turno. Ayer, incluso le bastó con una marcha más al inicio para poner las bases de una nueva victoria como local. Control del juego, balones largos a la espalda de una defensa adelantada, carreras de Aleix Vidal y orden, mucho orden defensivo, les bastaron a los sevillistas para imponerse con autoridad.

Tras los goles, de nuevo ese cambio de piel para cerrar espacios atrás con la idea de lanzar contragolpes, que finalmente ni hicieron falta, para que la victoria se consiguiera con la comodidad de esas máquinas que están listas para ganar.

Defensa

Con una defensa que no necesitó regalar metros a su espalda, el Sevilla sólo precisó que Iborra diera un paso atrás en tareas defensivas para colocarse junto a Krychowiak y así tapar el previsible juego contrario hacia Aduriz. A ellos se unió que Banega tampoco regaló esfuerzos defensivos, lo que permitió que la zaga viviera únicamente con los apuros que el Athletic fue capaz de generar a la espalda de Tremoulinas, que tampoco fueron demasiados.

Tras el descanso, los laterales ya apenas buscaron el ataque e Iborra se situó de manera permanente junto al polaco, una función que acabaría desempeñando Carriço, que dejó su sitio en la zaga a un Fernando Navarro que había relevado al valenciano.

Ataque

La mezcla de registros incluso en un mismo partido es una de las virtudes que Emery ha conseguido inculcar en este Sevilla. Si al inicio intentó sacar el balón con criterio desde su origen, con Krychowiak incrustado entre los centrales, los laterales adelantando su posición y Banega dando un paso atrás para ejercer de manijero, las mejores ocasiones llegarían en pases largos a la espalda de la adelantada defensa visitante, donde Iraizoz y Laporte colaboraron con las pretensiones sevillistas.

Pero, al mismo tiempo, Aleix Vidal continuó haciendo daño con su manera de percutir la banda; Banega con su manejo de la pelota; y Bacca, como siempre, con el gatillo preparado para superar al portero rival.

Con el marcador a favor, los de Emery amagaron con una de sus armas preferidas, el contragolpe, pero ni siquiera se vieron en la obligación de usarlo. La entrada de Gameiro, como la posterior de Denis Suárez, tampoco mejoraron esa faceta que tantos frutos suele dar a los de Nervión.

Virtudes

Eficacia para anotar en las primeras ocasiones; luego, una lectura perfecta para manejar los tiempos del partido.

Talón de Aquiles

Quizá debió aprovechar los espacios para aniquilar al contragolpe, aunque lo cierto es que ni hacía falta.

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