Real Sociedad - Betis · la crónica

A pecho descubierto (3-3)

  • El Betis y la Real demuestran el porqué de sus posiciones en la tabla con un homenaje al fútbol sin corsés. Los verdiblancos no pararon el partido con 0-2, los realistas tampoco con 3-2.

Se cansó hasta el árbitro, que pitó el final unos segundos antes de cumplirse los tres minutos de alargue que había concedido. Fue un homenaje al fútbol. Un partido de ésos que vuelven locos a los aficionados neutrales y que crean afición. Uno de ésos que jamás diseñaría un entrenador en su pizarra y que rechazarían todos los académicos de este deporte por el comportamiento, a veces incluso infantil, de las defensas de ambos equipos. 

Pero ya dijo en su día Elba de Padua Lima, más conocido por su apodo, Tim, que el fútbol es como una manta corta, que si te cubres la cabeza te destapas los pies. Montanier y Mel demostraron sobre el siempre cuidado césped de Anoeta la verdad del aserto del célebre seleccionador brasileño. Real Sociedad disputaron un partido a pecho descubierto, con el único objetivo de buscar la meta rival desde el tañido inicial hasta ese prematuro silbido final del colegiado. 

Ambos contendientes evidenciaron el porqué de su relevante situación en la tabla. Comparten su gusto por el fútbol ofensivo, la velocidad en todas sus acciones... Quien se asomase al partido en el minuto 20 con 0-0 aún en el marcador y viese los tintes de correcalles que cobraba el pleito podría pensar que el inconformismo que allí se libraba en pos de la victoria era el de un partido en sus estertores. 

El empate hizo justicia a esa fe de ambos equipos en el triunfo, a ese derroche físico elogiable, a ese inconformismo... Pero los dos equipos tienen motivos, en el análisis, para sentirse insatisfechos por el escaso punto cosechado. La Real porque físicamente es superior y a fe que lo demostró, con una presión más intensa y coordinada y por cómo ganó la mayoría de los balones divididos. El Betis porque combina mejor en corto, acabó la contienda algo más fresco y más cerca del cuarto gol y, por supuesto, porque se adelantó 0-2 en el marcador y, por tanto, fue su entrenador el primero que dispuso de la llave para cerrar mínimamente el partido. Pero ni lo hizo Mel, en parte también porque en la jugada siguiente al 0-2 acortó distancias la Real, ni lo hizo luego Montanier cuando fueron los txuri urdin los que habían volteado el marcador en apenas doce minutos para un 3-2 que los ponía como claros favoritos para alzarse con el exquisito botín que allí acabó repartiéndose. 

La Real Sociedad es el único equipo invicto de la segunda vuelta y el Betis fue el equipo revelación de la primera. Ambos parecieron no querer defraudar a ese cartel que de forma tan justa como atractiva les ha deparado la competición. Sólo por eso quizá aunque ambos tengan motivos para exigirle algo más al partido, también salgan del mismo con la sensación de que han respondido a lo que de ellos se demandaba. 

Que el fútbol no es sólo atacar es un evidencia y se demuestra con el partido que justo antes disputaron Málaga y Atlético, dos equipos que preceden a éstos en la clasificación. Pero al fatiga que se llevó la atardecida entera echado sobre el sofá de su casa pregúntenle que prefiere. O al que se hizo en su día aficionado al fútbol... 

Y es que las tácticas defensivas las fueron ideando los equipos que, por sentirse y saberse inferiores, las necesitaban para contrarrestar este otro fútbol, el de ataque, tan escaso hoy pese a sublimes excepciones que están en la mente de todos. 

Claro que tiene sus imperfecciones por aquella incuestionable verdad del bueno de Tim. Y éstas aparecieron pronto. El Betis se abrió en exceso, con extremos, con sus centrales en la salida del balón y, encima, echando de menos el fuelle de un Cañas apagado que incluso acabó por fundir a Beñat. 

A la Real también le faltó juntar líneas y su centro del campo hizo aguas. Su zaga, encima, es su peor línea, pero eso es algo que, con los mimbres existentes, sólo se puede mejorar como hace Montanier. ¡Al ataque! 

También fue un partido atiborrado de imprecisiones. Pero es que el ritmo de juego que ambos sostuvieron y la intensidad en cada acción apenas permitió una triangulación pausada. Con todo, el Betis sí supo pararse y pensar al borde del área. Tiró paredes y buscó pases al corazón de la zaga. Por ahí enjaretó sus goles, con un Pabón colosal. Los de la Real llegaron mediante centros por los costados, muy débiles y mal tapados en el Betis, con un Carlos Vela soberbio. Y, uno de ellos, tras un penalti de los que hoy están de moda y que nunca antes fueron sancionados. Por un balón que va a una mano que hace todo lo posible por cerrarse y que encima acaba en el hombro. Tampoco es motivo de queja bética: uno de los jueces de línea también había errado a su favor. 

Por eso quizá fue el árbitro el que decidió firmar las tablas de tan noble pelea. Ambos mantienen sus posiciones, los dos miran a Europa, la Real disfruta de un punto más y el Betis le tiene ganado el goal average particular.

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