Con pleno derecho a soñar

Nueve jornadas y 27 puntos en juego quedan. ¿Tendrá margen el Sevilla para recortar la diferencia de ocho puntos, más el goal average particular, que le lleva de ventaja el Athletic? Lo que hace sólo un mes resultaba irrisorio plantear, ahora puede cuestionárselo el Sevilla sin temor a la fanfarronada. El equipo de Unai Emery se ha ganado el derecho a soñar, y no sólo con la posibilidad de alcanzar ese casi inalcanzable cuarto puesto. La ilusión, la confianza, la seguridad, la versatilidad, la pegada que en estos momentos ofrece el Sevilla le da pie a soñar despierto.

Emery le ha dado completamente la vuelta a la tortilla justo antes de embocar el tramo decisivo de la campaña. Parece que el entrenador de Fuenterrabía necesita estar con el agua al cuello para salir airoso y reforzado. Ya le ocurrió en la primera vuelta, cuando estaba al filo del abismo y acalló todas las críticas y las dudas en torno a su figura con el triunfo en Cornellá, el primero en 14 meses del Sevilla a domicilio. Ahora, cuando el nombre de Joaquín Caparrós más zumbaba en sus oídos, empezó a encauzar una racha positiva que ha terminado de abrochar con la épica clasificación en el euroderbi rematada con el triunfo de ayer en Pamplona, un sitio donde casi siempre suele perder el Sevilla... incluso con titulares.

La tranquila y hasta corta victoria sevillista en El Sadar tiene triple mérito. En primer lugar por llegar justo después del subidón europeo. El hito de ganar el primer derbi continental de la historia tras una larga y tensa prórroga y la consiguiente tanda de penaltis hacía pensar que al equipo le iba a faltar fuelle, que las piernas no iban a responder después de la dulce resaca. Menos aún en el inmisericorde horario matinal de las doce. Pero Emery se rebeló contra la tradición de fallar tras un éxito europeo y contra los designios de la LFP. No es la primera vez que el programador televisivo se la juega al Sevilla. Tras viajar desde Maribor un viernes por la mañana, debió jugar en Vallecas a las doce del domingo. El técnico se quejó entonces como ahora, y también ganó entonces, como ayer. Aquel triunfo por la mínima sobre el Rayo abrió esta racha de cinco triunfos, que continuó con las victorias sobre la Real Sociedad, el Almería y el Valladolid.

Ayer el Sevilla de Emery ganó además sin Rakitic, algo que no había conseguido en todo el curso. Las dos veces que faltó el capitán y líder del equipo, el Sevilla no pasó del empate. Se dejó igualar ante el Valladolid y no logró doblegar a un Athletic superior. En Almería, cabe señalar, el Sevilla ganaba por 0-2 cuando Emery, en una discutida decisión, sacó al campo a Rakitic para cerrar el triunfo final por 1-3. Ahora, poco se le puede discutir a Emery, que acertó en el planteamiento y en las rotaciones.

Los 120 larguísimos minutos de tensión del jueves obligaban al guipuzcoano a reinventar un equipo. Sólo cinco jugadores repitieron: Beto, Pareja, Fazio, M'Bia y Bacca. Una columna vertebral sobre la que el técnico varió los laterales, introdujo a Iborra para fortalecer la medular y confió en una línea de tres cuartos de secundarios con Trochowski acorazando el costado derecho, donde ofrece trabajo y seriedad táctica, Jairo como segundo delantero, y Vitolo.

Y esa línea de secundarios, precisamente, obró el 0-1. Vitolo profundizó hacia Jairo, Trochowski lo desdobló y el cántabro se inventó un gran gol. A partir de ahí, el equipo creyó en sí mismo y ganó por 1-2 como pudo hacerlo por 0-4... La realidad es ésta: nunca el Sevilla, ni siquiera el mejor de la historia, el de Juande, ganó seis partidos seguidos en una misma Liga -Juande llegó a ocho entre el final de la 05-06 y el inicio de la 06-07-. El de Emery lo tiene en su mano si vence al Madrid... El miércoles, Nervión hervirá de emoción.