La posesión más estéril

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El equipo de Paco Jémez mantiene el sello impuesto por el técnico, pero sin eficacia La dadivosidad de su defensa, principal hándicap

Paco Jémez dialoga con sus jugadores durante un entrenamiento.
Paco Jémez dialoga con sus jugadores durante un entrenamiento.
Samuel Silva

01 de diciembre 2013 - 05:02

Este Rayo Vallecano refleja fielmente la personalidad de su entrenador, Paco Jémez, un técnico que ha trasladado su idea futbolística a un equipo, más allá de los jugadores que aparecen sobre el terreno de juego. Y es que el preparador cordobés, pese a la pérdida de calidad de su plantilla, sigue apostando por el juego combinativo como modelo, aunque los resultados no lo están acompañando. La falta de eficacia en la delantera y la dadivosidad de su defensa le están suponiendo un lastre insuperable por el momento.

La posesión del balón como summum futbolístico -fue el primer equipo en superar al Barcelona en ese aspecto tras 315 partidos- no le sirve para imponerse a sus rivales, después de que las bajas de jugadores como Piti, Chori Domínguez o Leo Baptistao no hayan sido reemplazadas con un nivel similar, algo parecido a lo que ha ocurrido en Heliópolis. Si Rayo y Betis fueron las revelaciones del pasado año, en éste parecen condenados a pelear por evitar el descenso.

SIN BALÓN

Con 34 goles encajados en 14 jornadas, poco se puede realzar del trabajo defensivo del conjunto vallecano, muy feble en los detalles individuales y tampoco favorecido por la presión adelantada que trata de realizar en la mayor parte de sus partidos. Esa máxima de Cruyff de defender desde la posesión del balón no se cumple en el Rayo, que incluso en su último partido ante el Espanyol dominó el balón en un 67% contando con un jugador menos desde el minuto 25, pero acabó encajando otra goleada en Vallecas. Pese a todo, uno de sus mejores futbolistas sí posee un perfil defensivo, como es el caso del joven Saúl Ñíguez.

CON BALÓN

Al ritmo que marca Trashorras, el conjunto vallecano se adueña de la pelota e incluso por momentos avasalla a sus contrarios con su fútbol móvil y combinativo, pero la persiana se le viene abajo en los metros finales. Desde el portero, al estilo marcado por el Barcelona, se intenta jugar el balón al pie, lo que también repercute en errores groseros que acaban costando goles. La presencia de Jonathan Viera con absoluta libertad de movimientos también le otorga ese punto de fantasía, pero el canario apenas aparece acompañado con jugadores de calidad en la zona ofensiva.

La velocidad de Lass y las incorporaciones de los laterales también se convierten en recursos ofensivos del equipo de Jémez, que echa en falta la eficacia ante la meta contraria.

LO MEJOR

La fe en el ideario futbolístico de su entrenador, aunque no siempre acompañen los resultados. Cuando los errores individuales se minimizan, el Rayo ofrece un fútbol plástico que no suele corresponder a un equipo de tan reducido presupuesto.

LO PEOR

A la falta de eficacia goleadora se añade su fragilidad defensiva, que lo han convertido en el equipo más goleado de la categoría.

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