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Un punto de fajador (1-1)

  • Arzu hace justicia al lograr la igualada justo cuatro minutos después de errar en el gol del Huesca. El Betis notó el cansancio tras perdonar al inicio y acabó sufriendo en los estertores

Temía Pepe Mel el partido de Huesca y el encuentro cargó de razones al preparador bético, tras lo expuesto en los 90 minutos. Un Betis que se puso el traje de fajador se llevó un punto de justicia, que bien pudieron ser los tres de haberse acertado en los excelentes 25 primeros minutos, pero también casi acaba por escaparse del zurrón bético ese punto que se echó en falta en partidos como el de Albacete o Cartagena, dos choques similares al de ayer. El gol de Arzu, que había errado en el inicio de la jugada que llevaría a Camacho a adelantar al equipo de Onésimo, hizo justicia para un Betis muy canterano que dominó cuando pudo y que se puso el mono de trabajo para un partido típico de Segunda.

El Betis despejó las dudas sobre cómo afrontaría el encuentro en apenas dos minutos. El cuadro bético salió muy enchufado, con un Beñat que acaparó el balón, escoltado por Iriney y Juande y también con la salida de pelota de Arzu, y que distribuyó con una velocidad que sus rivales se veían imposibilitados de contener. Ni el irregular estado del césped, que no drenó el agua caída durante la mañana -que tampoco fue en tromba-, frenó al Betis. Fueron 20 minutos de un juego veloz, pero al que le faltó la precisión en los metros finales para lograr ese gol que en campos como Alcoraz casi significan la victoria. Incluso el propio Beñat erró en la mejor ocasión del Betis, tras un excelente pase de Isidoro que lo dejó solo ante el meta Andrés, pero que el vasco cruzó en exceso. Dos disparos, uno del omnipresente Beñat y otro de Rubén Castro, inquietaron a los locales, que en esos minutos sufrían corriendo detrás de la pelota que movía con criterio el equipo bético.

Pero el Huesca de Onésimo es un rival desagradable, por algo es el tercer equipo menos goleado de la categoría, y tiene como virtud la constancia. Sus centrales no servirán para el manual del buen trato de balón, con un Luis Helguera ya entrado en años, pero sus despejes se convierten en el arma que utilizan sus delanteros para empezar el fútbol de ataque. Con ese juego directo, sobre todo a la búsqueda de Roberto, los locales se sacudieron la presión bética, igualaron la contienda e incluso metieron el miedo en el cuerpo a Goitia en más de una ocasión, sobre todo en un centro de Jokin que se escapó por centímetros.

Aun así, el equipo de Mel no le perdió la cara al encuentro en esos primeros 45 minutos. Con un once muy mermado por las bajas -Iriney se sumará a la larga lista, salvo que los comités lo vuelvan a remediar-, el Betis notaba la ausencia de jugadores como Salva Sevilla o Emana, que aparecen en los momentos más inesperados para desatascar los partidos. Sin el virgitano, Rubén Castro se veía obligado a acudir a demasiadas zonas para contactar con el balón, desapareciendo de esos metros finales donde se suele mostrar letal.

Salió el Betis de nuevo con las pilas puestas tras el descanso e incluso a los dos minutos el partido pudo ser otro. Jorge Molina se plantaba solo ante Andrés, Luis Helguera lo derribaba por atrás y Amoedo Chas, un mal árbitro que se fue complicando el partido él solito, sólo amonestó al veterano defensa. Bien es cierto que otros dos jugadores seguían la jugada de cerca, pero Molina se disponía encarar la portería rival y el reglamento tipifica claramente ese tipo de jugadas. Pese a todo, el Huesca no se arredró y siguió metiendo presión con ese fútbol físico que al Betis se le iría atragantando tras el derroche de energía realizado en la Copa. Beñat ya no distribuía como al principio y los puntas, pese al enorme esfuerzo, ya no se encontraban como antes. Todo se complicaría aún más cuando Arzu dejó un pase excesivamente corto para Nacho, al que Jokin ganó en la carrera y el pase atrás de éste lo aprovecharía Camacho para batir a Goitia. El Betis, que había hecho merecimientos para adelantarse veía cómo el Huesca le ponía el encuentro cuesta arriba. Pero, como si la justicia existiera en el fútbol, Arzu lograría la igualada dos minutos después, con un remate de cabeza que le cubría el error anterior. De nuevo el partido empezaba de cero cuando faltaba más de media hora para el final.

Con el carrusel de cambios, Mel intentó refrescar al equipo, sacando del campo a un desfondado Beñat para dar entrada al desparpajo de Ezequiel, que entraría tan entonado como en Getafe. Con un Betis prácticamente inédito sobre el campo, el Huesca estuvo a punto de lograr la victoria en sendas ocasiones de Galán y Camacho, pero Goitia sí sería esta vez el guardián que se necesita.

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